Los delincuentes mediáticos
Me ha dado un poco de pena y vergüenza ajena el haber leído el anteproyecto de ley especial contra delitos mediáticos presentado por la fiscal general de la República ante la AN, por la redacción tan desastrosa, el mal uso del lenguaje y la tipificación de situaciones tan absurdas e insólitas que se plantean en ese panfleto legislativo.
"La ley tiene por objetivo prevenir y sancionar las acciones u omisiones desplegadas a través de los medios de comunicación que puedan ser constitutivas de delitos; ello con el propósito de lograr el equilibrio y la armonía entre los derechos a la libertad de expresión y la información oportuna, veraz e imparcial, y el derecho a la seguridad interna de los ciudadanos, de conformidad con las disposiciones contenidas en la Constitución de la República. "Reza el artículo 1. Y aquí descubro por primera vez que las omisiones se pueden desplegar como los afiches y las vallas y que existiría entonces "la omisión desplegada" como un delito.
También me percato que los que escribimos en estas páginas y en general "cualquier persona" somos pichones de delincuentes, porque con nuestros modestos artículos, podemos "lesionar el derecho a la información oportuna, veraz e imparcial" o generar una percepción diferente a la que interesa al Gobierno, o "atentar contra la paz social, la seguridad e independencia de la nación, el orden público, estabilidad de las instituciones del Estado, la salud mental o moral pública".
Mi saludo anticipado entonces a los futuros compañeros de celda que escriben en estas páginas, porque todos nosotros -y los que en adelante se atrevan a hacerlo- que manifestamos nuestra opinión sobre lo que ocurre en el país, podríamos ir a la cárcel por el sólo hecho de expresarla. Se confunde en esta parte de la ley de manera deliberada lo que es "información" y "opinión".
También es un pichón de delincuente: "El que por cualquier medio de comunicación social realizare publicaciones o transmisiones destinadas a promover la guerra, la violencia o el odio u hostilidad entre sus habitantes o colectividades, en razón de su raza, sexo, religión, nacionalidad, ideología o militancia política". Y hasta acá llegué en mi zozobra, porque me acordé en los mensajes de amor, paz y concordia que envía el mandamás de Miraflores en sus Aló, Presidente.
Luis Homes Jiménez /Abogado
http://www.laverdad.com/detnotic.php?CodNotic=17623
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