CAMINO AL COLAPSO




El régimen se deteriora y por eso tanto apuro presidencial

Y no es cuento. Hay señales muy claras e inmanejables del claro deterioro que se vive puertas adentro en el régimen de Hugo Chávez y por eso el apuro por aprobar leyes impopulares y cerrar masivamente medios de comunicación y así callar el descontento. Quieren consolidar la fantasía revolucionaria, con la aspiración de salvar a la revolución.

Vamos paso a paso para explicar las razones por las cuales alertamos que Chávez y su proceso van al colapso. Los primeros síntomas del colapso son económicos y ésta área es bien crítica para el Gobierno, por cuanto su popularidad se sostiene básicamente de la repartición de dinero y en la creación de un supuesto ambiente de bonanza que no existe.

Los ingresos del país están cayendo de forma preocupante, por cuanto la producción petrolera que se exporta realmente, o sea que se nos paga en dólares, es cada vez menor. Veamos algunas cifras que pueden llamar la atención y dar visos de la realidad que se esconde.

De acuerdo con PDVSA, Venezuela está vendiendo entre 3 millones 100 mil y 3 millones 200 mil barriles diarios de petróleo, pero eso contrasta con las cifras que publican la OPEP y la AIE (Agencia Internacional de Energía) que sostienen que nuestro país está apenas en 2 millones 100 mil barriles diarios de petróleo en venta.

Como PDVSA es una caja negra impenetrable, pueden existir dos explicaciones para tal diferencia. En primer lugar que la producción de la industria petrolera es cada vez mayor por falta de inversión y pericia, por lo que el Gobierno anuncia volúmenes que no son reales.

La segunda razón puede ser que el origen en la diferencia de cifras sea el petróleo destinado al cumplimiento de todos los convenios que Chávez ha venido firmando y que implica pagos diferidos y financiados en un bojote de años a través de Petrocaribe y otra parte que es cambiada por médicos, entrenadores, habichuelas y hasta por paquetes vacacionales, entre muchas otras cosas.

Ese petróleo que se va por la cañería de esos acuerdos políticos que sólo buscan sostener el apoyo internacional hacia Chávez, es dinero que no ingresa a las arcas de la nación y eso impide satisfacer las necesidades internas, como por ejemplo los alimentos que masivamente se importan y que no se pueden cancelar con un grupo de médicos cubanos o cambiar por paquetes en Punta Cana, por citar algo de lo que recibimos.

Pero además es importante tomar en cuenta que es probable que la producción real de Venezuela no supere los dos millones de barriles diarios y parte de eso se esté usando para cumplir con los compromisos que hemos mencionando y que no dan dinero en efectivo y la otra parte si se vende para medianamente alimentar el Fisco Nacional. Si es así, la cosa es más grave de lo que pensamos.

Si producimos menos petróleo, vendemos menos e ingresa menos dinero y si además lo cambiamos por servicios, granos o turismo; el panorama se pone realmente feo. Hasta allí vamos con los ingresos que cada vez son menos, pero analicemos los egresos que cada vez son más.

¿Y por que los egresos son cada vez más? Porque estamos ante un Gobierno que durante 10 años ha venido acabando, y con plena conciencia de ello, con la producción nacional y sobre todo con la de alimentos desde la base de la pirámide que es la producción agropecuaria, hasta el nivel de procesamiento y distribución.

Chávez convirtió a Venezuela en un país que importa más de 70 u 80% de lo que se consume en materia de alimentos. Recordemos que en 2008 el Gobierno empleó $45 mil millones en comprar alimentos en el exterior para crear la sensación de que la escasez es parte del terrorismo mediático.

La realidad, según expertos, es que de cada cuatro alimentos que consume un venezolano promedio, tres son importados y de esos tres, dos venían de Colombia con quien mantenemos un conflicto discursivo que hace temblar el vital comercio binacional.

Ahora, si cada vez hay menos ingresos por venta de petróleo y cada vez se compran más alimentos en el exterior, estamos frente a un desbalance brutal que más temprano que tarde va a generar una escasez de alimentos muy grave, porque el Gobierno carece del dinero para maquillar con importaciones masivas de alimentos en el exterior.

Por eso los Mercal cierran o están desabastecidos. Y ese factor alimenticio es el que puede detonar la crisis en los estratos más bajos de la población a quienes no les importa el cierre de medios de comunicación o las leyes que ni siquiera entienden. Cuando la crisis llegue al estómago, la presión social aumentará gravemente.

Y a los argumentos económicos para el apuro, hay que agregar el efecto que eso tiene en el ámbito social y político. Se está creando silenciosamente una crisis social bien profunda y eso impacta en lo político. Por eso es lógico que Chávez vaya cayendo en las encuestas, sobre todo en los sectores que antes dominaba porque a través de su discurso se ocupaba de los menos favorecidos.

Ante la caída en popularidad, Chávez teme perder la mayoría en las elecciones parlamentarias de 2010 y para él es muy peligroso que exista un equilibrio en el parlamento. Por eso el apuro de aprobar en tiempo récord leyes impopulares ahora y no hacerlo en 2010 que es año electoral.

Se está adelantando a los escenarios desfavorables que se le avecinan. Puede perder la mayoría en la Asamblea Nacional y eso es mortal para la revolución. Ante esa situación, el Presidente maneja dos alternativas: elecciones generales en 2011 para actuar como portaviones o convocar a una Asamblea Nacional Constituyente que corra la arruga de la crisis y hasta le pueda servir, dependiendo de las circunstancias, para consolidar la hegemonía total.

El futuro se ve muy difícil para Chávez y no como consecuencia de los aciertos de la oposición, sino como reflejo de sus propios errores. El proceso revolucionario marcha camino al colapso y por eso tanto apuro en aprobar leyes y cerrar medios de comunicación. Chávez intenta ganar tiempo, porque el colapso está cerca.



fuente semanario informe

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