La agenda del miedo
Expertos y activistas sociales consideran que el Gobierno busca generar zozobra en la sociedad para silenciar el descontento que está trayendo la crisis económica en Venezuela
La represión de las manifestaciones contra las políticas gubernamentales, la discriminación laboral hacia aquellos que disienten del Gobierno, la persecución de los líderes sindicales y la acción de fiscales y tribunales contra dirigentes sociales y políticos no son acciones aisladas entre sí.
Así lo consideran expertos y dirigentes sociales, quienes señalan que todas estas acciones se inscriben dentro de una estrategia gubernamental para generar miedo entre aquellos que buscan oponerse al Gobierno o a sus políticas.
Para las personas consultadas, el Gobierno busca reducir al mínimo la protesta de distintos sectores sociales, esto con la finalidad de que la crisis económica que se avecina no se traduzca en acciones de calle.
El sociólogo Tulio Hernández señala que el Gobierno ha utilizado la mezcla de estos factores como "una estrategia global" con la finalidad de limitar la protesta contra el Ejecutivo, incluso en detrimento de su imagen internacional.
"Hay un miedo grande a la protesta, prefieren quedar como represores y perseguidores, que el peligro a que la protesta crezca".
Hernández agrega nuevas acciones dentro de esta estrategia. Como la aplicación de la "lista Tascón" en la administración pública a la que califica como la "discriminación laboral más grande de América Latina", la represión a las protestas contra la Ley Orgánica de Educación, la persecución judicial contra líderes opositores y la violencia de grupos armados del oficialismo contra grupos civiles opositores.
Sin embargo, el sociólogo explica que a diferencia de casos registrados durante los regímenes de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, las tácticas del mandatario nacional también incluyen medidas más "refinadas".
Como ejemplo apunta el "aspecto de legalidad" de las decisiones gubernamentales y la justificación de la represión en la conducta de los opositores.
"Por ejemplo ahora se utiliza como esbirro al Contralor General que inhabilitó a Enrique Mendoza, Leopoldo López, William Méndez, y Antonio Barreto Sira, cuatro candidatos favorecidos por las encuestas".
Para el académico la actuación de los cuerpos de seguridad frente a las manifestaciones, así como la detención del prefecto de Caracas y 11 funcionarios de la Alcaldía Metropolitana revelarían la caída en la popularidad del Gobierno.
MENOS CARISMA, MÁS MIEDO
Con esta opinión coincide el psicólogo social Axel Capriles quien explica que el liderazgo del Presidente se sostiene en su carisma. Desde su perspectiva Chávez es uno de los casos en los que la voluntad de poder es "más pura".
Por ello -explica-, a medida que se reduzca su popularidad entre la gente, el mandatario recurrirá a la represión de las manifestaciones y al miedo como táctica de control social. "En la medida en que va menguando su popularidad su poder pierde capacidad de convencer utilizando la esperanza".
Desde su perspectiva existen demostraciones de que el Presidente de la República ha logrado imponer el miedo en el país.
Entre los ejemplos, cita el hecho de que los trabajadores de la administración pública repriman sus opiniones políticas, o que es casi un requisito, para las protestas sociales, indicar que la acción no se dirige contra el mandatario. "Se ha logrado algo que podríamos llamar una dominación lógico emocional".
Sin embargo, no deja de señalar la posibilidad de que este miedo derive a futuro en frustración, produciendo un nuevo tipo de protestas en la sociedad. "La rabia, las emociones pueden dar paso a las convulsiones sociales, a la agresividad, a los alzamientos".
Dentro de esta última hipótesis se inscribe el directivo nacional de la Unión Socialista de Izquierda (USI), Miguel Ángel Hernández. El dirigente social prefiere utilizar la palabra "disuasión" en lugar de miedo cuando habla de la "criminalización" de la protesta y la actividad sindical.
A su juicio, el Gobierno no ha logrado atemorizar a las clases populares. Como ejemplo de este tipo de medidas coloca la "utilización" del Ministerio Público (MP) y de los tribunales para "perseguir" a los dirigentes sindicales y sociales.
Igualmente, recuerda las declaraciones del presidente de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, quien indicó que no discutiría el contrato colectivo de esta empresa con los "enemigos" de la revolución. "Incluso, en este marco podría inscribirse el rumor, que no creo que sea cierto, de que se van a colocar captahuellas en las elecciones de éstos sindicatos".
Considera que las medidas están destinadas a contener la protesta social que se avecina con las medidas económicas que deberá tomar el Gobierno en los próximos meses; sin embargo, señala que no es precisamente miedo lo que ha visto en los movimientos sociales. "Somos optimistas de que no va prevalecer el miedo, la gente seguirá manifestando su descontento".
cortesia de tal cual digital
La represión de las manifestaciones contra las políticas gubernamentales, la discriminación laboral hacia aquellos que disienten del Gobierno, la persecución de los líderes sindicales y la acción de fiscales y tribunales contra dirigentes sociales y políticos no son acciones aisladas entre sí.
Así lo consideran expertos y dirigentes sociales, quienes señalan que todas estas acciones se inscriben dentro de una estrategia gubernamental para generar miedo entre aquellos que buscan oponerse al Gobierno o a sus políticas.
Para las personas consultadas, el Gobierno busca reducir al mínimo la protesta de distintos sectores sociales, esto con la finalidad de que la crisis económica que se avecina no se traduzca en acciones de calle.
El sociólogo Tulio Hernández señala que el Gobierno ha utilizado la mezcla de estos factores como "una estrategia global" con la finalidad de limitar la protesta contra el Ejecutivo, incluso en detrimento de su imagen internacional.
"Hay un miedo grande a la protesta, prefieren quedar como represores y perseguidores, que el peligro a que la protesta crezca".
Hernández agrega nuevas acciones dentro de esta estrategia. Como la aplicación de la "lista Tascón" en la administración pública a la que califica como la "discriminación laboral más grande de América Latina", la represión a las protestas contra la Ley Orgánica de Educación, la persecución judicial contra líderes opositores y la violencia de grupos armados del oficialismo contra grupos civiles opositores.
Sin embargo, el sociólogo explica que a diferencia de casos registrados durante los regímenes de Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez, las tácticas del mandatario nacional también incluyen medidas más "refinadas".
Como ejemplo apunta el "aspecto de legalidad" de las decisiones gubernamentales y la justificación de la represión en la conducta de los opositores.
"Por ejemplo ahora se utiliza como esbirro al Contralor General que inhabilitó a Enrique Mendoza, Leopoldo López, William Méndez, y Antonio Barreto Sira, cuatro candidatos favorecidos por las encuestas".
Para el académico la actuación de los cuerpos de seguridad frente a las manifestaciones, así como la detención del prefecto de Caracas y 11 funcionarios de la Alcaldía Metropolitana revelarían la caída en la popularidad del Gobierno.
MENOS CARISMA, MÁS MIEDO
Con esta opinión coincide el psicólogo social Axel Capriles quien explica que el liderazgo del Presidente se sostiene en su carisma. Desde su perspectiva Chávez es uno de los casos en los que la voluntad de poder es "más pura".
Por ello -explica-, a medida que se reduzca su popularidad entre la gente, el mandatario recurrirá a la represión de las manifestaciones y al miedo como táctica de control social. "En la medida en que va menguando su popularidad su poder pierde capacidad de convencer utilizando la esperanza".
Desde su perspectiva existen demostraciones de que el Presidente de la República ha logrado imponer el miedo en el país.
Entre los ejemplos, cita el hecho de que los trabajadores de la administración pública repriman sus opiniones políticas, o que es casi un requisito, para las protestas sociales, indicar que la acción no se dirige contra el mandatario. "Se ha logrado algo que podríamos llamar una dominación lógico emocional".
Sin embargo, no deja de señalar la posibilidad de que este miedo derive a futuro en frustración, produciendo un nuevo tipo de protestas en la sociedad. "La rabia, las emociones pueden dar paso a las convulsiones sociales, a la agresividad, a los alzamientos".
Dentro de esta última hipótesis se inscribe el directivo nacional de la Unión Socialista de Izquierda (USI), Miguel Ángel Hernández. El dirigente social prefiere utilizar la palabra "disuasión" en lugar de miedo cuando habla de la "criminalización" de la protesta y la actividad sindical.
A su juicio, el Gobierno no ha logrado atemorizar a las clases populares. Como ejemplo de este tipo de medidas coloca la "utilización" del Ministerio Público (MP) y de los tribunales para "perseguir" a los dirigentes sindicales y sociales.
Igualmente, recuerda las declaraciones del presidente de Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, quien indicó que no discutiría el contrato colectivo de esta empresa con los "enemigos" de la revolución. "Incluso, en este marco podría inscribirse el rumor, que no creo que sea cierto, de que se van a colocar captahuellas en las elecciones de éstos sindicatos".
Considera que las medidas están destinadas a contener la protesta social que se avecina con las medidas económicas que deberá tomar el Gobierno en los próximos meses; sin embargo, señala que no es precisamente miedo lo que ha visto en los movimientos sociales. "Somos optimistas de que no va prevalecer el miedo, la gente seguirá manifestando su descontento".
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