EL PRÓXIMO PRESIDENTE



Un País que quiera caminar hacia un buen futuro debe tener una creencia compartida. Nada de complicaciones. Algo sencillo y que pueda llevarse a la práctica en toda nuestra inmensa policromía social. Ni siquiera hay que ser muy listo para entender cual es ese norte. En realidad toda Venezuela desde hace tiempo lo pide a gritos. El que pretenda ser Presidente de Venezuela tiene que prometer y luego ejecutar un Gobierno honesto y guiar al País hacia la actuación honesta de todos los ciudadanos. Convertir a la honestidad en nuestro principal valor.

Cuando se le pregunta a alguien sobre su creencia de que significa “ser honesto” generalmente se obtienen tímidas respuestas relacionadas con no robar dinero o no engañar al otro en un negocio. Algunas damas lo seguirán asociando a su castidad y muchos a “decir siempre la verdad”. Pero la honestidad del día a día va mucho más allá y su aplicación es permanente. Quizás la primera tarea del próximo Presidente sea una prédica llena de ejemplos del comportamiento esperado y honesto de los ciudadanos. Esto no será fácil sobre todo en una sociedad que poco habla de estos temas. Comenzará por si mismo y su honesto cumplimiento de la Constitución. Manejará los fondos públicos con la mayor transparencia y dará cuenta de todas sus decisiones y de los resultados de su actuación sin maquillajes de cifras. Nos recordará que ser honesto es llegar a la hora convenida, es admitir sin tapujos los errores en nuestro trabajo, es administrar con prudencia nuestros ingresos, es ser ordenado y mantener limpios nuestros hogares y espacios y muchísimos otros detalles que dependen exclusivamente de cada uno de nosotros. Ser honesto no es fácil. Requiere de atención y esfuerzo. El Gobierno debe ser honesto pero los ciudadanos no podemos dejarlo solo. El País, como un todo, debe ser una gran máquina de honestidad. Eso implica miles de cosas que hacemos a diario.

Los medios de comunicación serán especialmente útiles para una campaña permanente sobre comportamientos esperados y comportamientos dañinos. Claro que habrá casos en que no será evidente lo que se debe hacer. Eso es lógico, no tenemos respuestas para todo, pero sí las tenemos para la mayor parte de nuestras situaciones.

Ser honesto no es un acto de mojigatería santurrona de tetas tapadas ni oraciones y sacrificios para ganar el cielo, por el contrario es el mecanismo libre y adecuado para ser felices en esta tierra. Es la “trampa” con la que eliminamos acciones inconvenientes. Es la fórmula que nos da el poder interno como sociedad. Una sociedad en la que se pueda creer y confiar no solo entre nosotros sino también en la interacción con otros pueblos.

La Venezuela de hoy tiene un Gobierno deshonesto. No cumplir la Constitución y haber dividido la sociedad en dos bandos es una monstruosa infamia. El próximo Presidente debe entender que es dirigente de millones de personas que quieren tener un País decente y excelente. Ser honestos es el camino y es el camino hacia la riqueza espiritual y material.

Y ya que estamos dándole consejos a nuestro próximo Presidente valgan algunos especiales. Si quiere dirigirse al País en cadena nacional hágalo cuando exista algo muy, pero muy importante y sea breve. No viaje mucho que aquí hay infinidad de cosas por resolver y tome el tema del orden y la limpieza como punta de lanza para avanzar hacia un mejor País. Difícil?? Si que lo es, pero cuente con millones de ciudadanos honestos que le ayudarán.

Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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