Los monstruos de la política.-PARTE I



- Kaled Yorde / Abogado

Cada tanto nacen monstruos en la política, a manera de un Frankestein, bien por acción (estar de acuerdo con el dictador, hacer negocios con sus adláteres, aprovechar prerrogativas, etc.), o bien por omisión (quedarse callados frente al atropello, ser sumisos y miedosos, hacerse la vista gorda, entre otras cosas). Con el tiempo, el monstruo se va fortaleciendo, haciéndose cada vez más indoblegable y provocándole a su pueblo y al mundo entero desgracias y calamidades de todo orden. Adolph Hitler fue una clara referencia de lo que es un monstruo en política, y a partir del ascenso del nazismo, la historia de Alemania se convirtió en una carga, proyectándose como una sombra, como un sentimiento de culpa del pueblo alemán.

El nazismo es una paradoja sorprendente. ¿Cómo un pueblo tan inteligente y culto como el alemán, se dejó arrastrar y hundir por un psicópata lleno de odio, megalomanía y complejos de inferioridad? ¿Cómo intelectuales de la talla del filósofo Martin Heidegger y otros más, pudieron justificar al nazismo y su doctrina nacional-socialista?

Estos planteamientos aún se discuten entre los grandes académicos y analistas políticos del mundo. El tema de hoy es pertinente habida cuenta de la semejanza del nazismo con lo que está ocurriendo en el siglo XXI en Venezuela: El país no solo va a la ruina y al caos social y económico total, sino que es factor que gesta un conflicto internacional bastante serio por las alianzas del señor Chávez con Irán y su proyecto atómico.

Venezuela pertenece al cuarteto de naciones que están metidas en el peligroso juego de la desestabilización del orden internacional -los malos de la película-, a través de la confrontación con Estados Unidos y el desacato a los organismos de internacionales.

Las mismas fuerzas ciegas que empujaron en 1939 a los alemanes a la irracionalidad, están de vuelta presentes en pleno siglo XXI y manifestando sus síntomas iniciales en la Venezuela anestesiada por el encantador de serpientes de Miraflores. Un juego altamente peligroso y son pocos los que parecen darse cuenta de ello.

¿Será que necesitamos una conflagración hemisférica e internacional o una catástrofe económica y social sin precedentes para abrirle los ojos a la gente?

Continuará…..



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