Sobre la verdad




En estos tiempos de eclipse total de valores y de dignidad, viviendo en pleno reinado de la mentira, el cinismo y la doble moral, es pertinente referirnos a la verdad. ¿Qué es la verdad? Esto se lo preguntó Pilatos a Jesús de Nazaret, sin que Cristo le respondiera. El gobernador romano no hubiese podido entender un ápice de lo que Jesús le habría contestado, precisamente por que el comprender la verdad es un punto de conciencia que únicamente los liberados de la trampa de los sentidos (egoísmo) y de la mente (prejuicios y resentimientos) pueden entender.

Según los Vedas -milenarios textos sagrados de la India-, la verdad es uno de los cinco valores fundamentales y está relacionada con el nivel intelectual del ser humano.

Cuando se anda tras la verdad, revisando nuestro entorno (el de las experiencias fenoménicas), advertimos que nada de lo que es sometido al análisis constituye una verdad absoluta. Lo absoluto, vale decir, lo verdadero, es eterno, inmutable, infinito, imperecedero e intemporal.

La verdad es Dios, el principio universal incausado, pero causa de todo lo que existe, y la vida divina en la cual yace latente su realidad eterna.

Verdad es, pues, aquello que siempre se mantiene sin novedad, lo inmutable. En sentido opuesto, las cosas del mundo material y sensorial que captamos, están todas sometidas sin excepción alguna a las leyes del cambio y la transformación, al flujo continuo y sujetas al proceso de disolución (muerte) y de transformación (cambio).
Nada más difícil pues que definir la verdad: Un intento de acercamiento a ello vendría a ser el plan de Dios de evolución para cada quien.

También, asumir conciencia de que somos de origen divino y potenciales portadores de los atributos del Creador. Igualmente, es amor inegoísta, benignidad y pureza, que debe ser el norte del comportamiento humano en la cotidianidad.

La verdad nos impele a conocernos a nosotros mismos (“Conócete a ti mismo…”) para poder descubrir nuestro destino y así hallarle sentido a la vida. Nada es más difícil que ello: “Una cosa es lo que creemos que somos; otra es lo que la gente cree que somos, y lo más engorroso, descubrir quienes somos realmente". (Sai Baba). Jesús lo dijo: “Conoceréis la verdad y os hará libres”.

En la medida en que el hombre conozca la verdad quedará liberado de tanta miseria humana, odio, prejuicios, antagonismos, miedos y egoísmos que encadenan.






- Kaled Yorde - -



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