Deshielo



El país es una enorme olla de presión. En las propias entrañas del Gobierno lo reconocen. Quizás ello explique la ofensiva implacable que sentimos los ciudadanos, tras el continuado desconocimiento de la institucionalidad, la Constitución y las leyes. La crisis -omnipresente como nunca en estos tiempos- anida en diversas formas de descontento.

El delito que atraviesa la vida ciudadana y ya es parte de su estructura; la tragedia del desempleo que sólo disminuye en las estadísticas; el alza de precios más voraz de América Latina, por ejemplo. Pero además, un socialismo que no quiere sindicatos ni trabajadores disidentes, ni demandas para restablecer contrataciones colectivas, ni gestos de airados "proletarios".

Un gobierno que en nombre del Estado absorbe a los movimientos sociales, que confunde las organizaciones populares con organizaciones políticas, que no entiende que el poder popular y la participación protagónica son opuestos a las prácticas burocráticas de la vieja estructura estatal.

Hay descontento frente a un socialismo que privilegia el creciente poder personal de su principal mentor y ampara el ascenso de una nueva oligarquía llena de dinero hasta las orejas. Descontento frente a un ejercicio del poder, ideologizante y negador de la crítica. Allí se inscribe la nueva ofensiva legislativa en materia educativa y de medios de comunicación. Como si se le pudieran tirar piedras al sol. No hay cadenas de radio y televisión, por interminables que éstas sean, capaces de ocultar las graves deudas de un "proceso" de 10 años con los venezolanos.

Así, el Gobierno y su promesa de revolución se deshielan como los polos árticos. Lagunillas, Guayana y Curiepe reflejan la complejidad de lo que tiene enfrente.
Se afirma que en Venezuela la voluntad opositora (no partidista) es cada día mayor, pero que el país sigue siendo mayoritariamente chavista. Puede ser, pero ello no cambia que el respeto a las minorías sea la clave de la democracia; argumentar que alguien lo es no hace más que obligar a incorporarlo y oír su voz.




Jorge Palencia/ Rector de LUZ

http://www.laverdad.com/detnotic.php?CodNotic=17025

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