Impudicia del derroche



Austeridad, ¡eh! El Galileo del nuevo socialismo nos viene a hablar de austeridad a quienes vemos el derroche a diario, que palpamos una obsesa corrupción desbocada que hostiliza y transforma en miseria el futuro bienestar de un pueblo que espera el reclamo de la naturaleza para liberarse y lograr el arraigo de prestancia e identidad patria.

Es verdad que a la mayoría de estos socialistas el despilfarro les hincha el pecho y les deforma su integridad, mientras el más longevo y fino escocés les acaricia en continuas degustaciones sus inmensas gargantas, afinándoles las cuerdas vocales y el codo en lujosos cinco estrellas. No obstante, en nuestro alicaído país la justicia más sublime es aceptar que el soberano padezca un sinfín de calamidades en la patria petrolera, bajo la impudicia del derroche gubernamental, ¡Qué ironía!

Si esto pudiera parecerle injusto, podríamos meditar sobre la sabiduría de la supervivencia (misiones), que a una buena parte del pueblo les aporta alivio en su lastimosa miseria y a otros les embarga la pena de ser testigos de su propio Armagedón.

A fin de cuentas, el revolucionario light a través de una hastiada década, ha visto lo que es la austeridad socialista sólo que, a todos no los trata por igual y para todos no hay cabida en su regazo.

A ratos, mientras el don Quijote socialista sigue con sus insensibles e irrefrenables divagaciones parlanchinas, a los bonzos del alcohol les da vértigo pensar en rebajarse sus sueldazos esa idea les crea confusión en su penumbrosa mente. Les cuesta creer que la palabra austeridad tenga vigencia en plena bonanza petrolera y por lo tanto a esa mala idea se niegan a someterse a la razón, hubiesen preferido que el iluminado les hablara de otros incidentes que no abriera heridas en sus habituales jolgorios.




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