El Hundimiento



Ángel Rafael Lombardi Boscán / Director del Centro de Estudios Históricos

Ante el evidente desánimo de un querido familiar por el tiempo de adversidad que el país atraviesa, le decía que pronto esto acabaría y el país tendría la oportunidad de reencontrarse. Lo que le dije no la convenció y me respondió: que antes de acabar con Chávez, éste nos acabará a todos. Y es que han sido 10 años de infamia. De un proyecto con ínfulas redentoras que ha degenerado en el más despreciable personalismo y militarismo corrupto.

El proyecto "chavista" es en realidad militarista y fascista, se sustenta en un grosero y desmedido culto a la personalidad y en un desprecio al mundo civil y sus leyes. El objetivo es uno solo: la rendición completa de una sociedad de libertades en manos del gran timonel revestido de una supuesta misión mesiánica.

Aunque ya los venezolanos hemos llegado a descubrir que "el rey está desnudo", que no tiene nada en la bola, que detrás de la pomposidad del poder hay una persona muy escasa intelectualmente sobrellevando rencores milenarios. Lo grave de esto, es que como gobernante no ha sido capaz de producir lo que aspiraba Bolívar, su gran inspirador, cuando en su célebre discurso de Angostura (1819) dejó establecido que: El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política.

Chávez y su gente han hecho todo lo contrario. Han dividido al país en una confrontación estéril; la corrupción y la impunidad son consustanciales con el régimen; la mentira y la manipulación se han impuesto como razón de estado; la lucha contra la desigualdad e injusticia una quimera, y ahora, irresponsablemente, intentan revivir las tensiones de la Guerra Fría para desviar la atención ante su incapacidad y fracaso.

Ya el petróleo está bajando y se hará insostenible mantener una administración pública fundamentada en la irracionalidad y los caprichos presidenciales. El llamado "pueblo chavista" empieza a descubrir que todo era un simulacro de buenas intenciones traicionadas por el surgimiento de una "nueva clase". Si Chávez fuera un auténtico demócrata no tendría que estar aterrorizado por la inminente derrota electoral del 23-N, al contrario de eso, va la democracia.

Mientras que Chávez en 1992 reivindicó, ante la crisis y la anomia, la salida sórdida y violenta de un golpe de Estado, la mayoría de la Venezuela, decente y trabajadora, procura darle una lección y sacarlo por la vía electoral, pacífica y civilizada.

Estamos llegando al final, a la muerte histórica de un provocador de oficio; de otro lamentable accidente en la historia del país.


http://www.laverdad.com/detallenew.asp?idcat=2&idnot=81208

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