Lo más delgado de la cabuya




Por: Danilo Acosta
Al parecer, la soga va a reventar por donde menos se pensaba, es decir, dentro del mismo Gobierno. Nadie se traga el cuento de que es ahora cuando se vienen a dar cuenta de los guisos de los funcionarios del régimen que de la noche a la mañana se convirtieron en banqueros para quedarse con el dinero de los venezolanos sin que la revolución los tocara ni con el pétalo de una rosa.
Todos sabemos que desde hace 10 años en Venezuela se instaló un régimen que de socialista no tiene nada y que más bien se trata de una mafia muy bien organizada que supo manejar todos los poderes públicos para robar, esquilmar y saquear a su antojo mientras los pendejos que siguen al líder de la revolución, están más pobres que nunca y sin posibilidades de mejorar mientras los mantengas a fuerza de misiones y limosnas a las cuales los tienen acostumbrados.
Y… ¡Milagro! En menos de lo que canta un gallo los genios del Gobierno descubrieron que los nuevos banqueros son unos ladrones y que debían estar presos por estafadores. Sin embargo, en esta situación existen aristas que desdicen la veracidad de las intenciones de quienes ahora se quieren vender como paladines de la justicia y de la lucha anticorrupción.
En todo esto está pasando algo que los venezolanos en su mayoría ignoramos y todo hace pensar que en realidad es una lucha que se ha desatado entre el Presidente y quienes lo quieren fuera de Miraflores para poder disfrutar a sus anchas de los dineros mal habidos.
Nada de extraño tendría que antes de finalizar el año se produzca una situación de extrema gravedad alrededor de la figura del mandatario nacional y que nada tendría que ver con la oposición. Actualmente quienes están más interesados en salir del Presidente son sus propios acólitos, especialmente esos que se han enriquecido groseramente contando con la anuencia del Gobierno, pero que ahora, ante la premura de elevar puntos antes de las elecciones parlamentarias, han caído en desgracia y son carne de cañón porque ya no son útiles.
Cuidado con los movimientos de estos grupos corruptos. Así como ellos quieren salir del Presidente para actuar a su libre albedrío, también quieren que cualquier situación anómala que se presente sea atribuida a la oposición. Sería como matar dos pájaros de una pedrada y sería la salida ideal para seguir haciendo de las suyas.
Sólo hay que hacer un simple ejercicio mental. Ya caídos en desgracia, nade les importaría que haya un revuelta social o un golpe de Estado. Eso les daría pie a erigirse como víctimas ante un nuevo gobierno que en las primeras de cambio les daría oportunidad de escapar o, por lo menos, quedarse bajo perfil hasta que las aguas vuelvan a su cauce.
Y la oposición debe estar alerta ante esta situación. No es cuestión de sentarse a comentar los sucesos y hacer conjeturas sobre los caídos en desgracia para el régimen. Es el momento de ver la situación con cabeza fría y no dejarse llevar por los acontecimientos que lejos de producir beneficios al sector opositor, más bien traerían graves consecuencias en caso de querer seguir el juego de los que de verdad podría estar confabulándose.
En este momento a la oposición no le conviene pisar esa concha de mango. Todos sabemos que el ardid del Gobierno encarcelando y persiguiendo corruptos es una patraña que tiene como finalidad mostrar en un mes la cara que no ha tenido en 11 años, además, las encuestas indican que para las elecciones parlamentarias del próximo año el régimen no tiene la fuerza de otros comicios y está a punto de perder la Asamblea Nacional.
Por las razones antes expuestas, es necesario actuar con cautela y mucho sentido común. Hoy más que nunca los verdaderos interesados en salir de este gobierno no son los opositores, sino más bien quienes hasta hace muy poco eran los preferidos del régimen.
Ya quisiéramos ver a parte de la familia presidencial, a la cual se ha señalado en infinidad de oportunidades como los reyes de la corrupción, en el Helicoide. Asimismo ver al ex gobernador de Miranda, al ex alcalde de Maracaibo y muchos más, en las mismas condiciones en la cual se encuentran, entre otros, Ricardo Fernández Barrueco y Arné Chacón Escamillo.


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