ALÓ PRESIDENTE Y EL TEATRO




Por la curiosidad de ver cómo manejaría Chávez el asunto de los Bancos intervenidos cuyos dueños intimaron con gente de su Gobierno, vimos Aló Presidente. No hay duda que alguien le “escribe” el programa y Chávez lo escenifica con una destreza que haría llorar a Al Pacino. Siguen algunos ejemplos de los temas.

1-Los recortes eléctricos. “Me he dado cuenta que hay generadores eléctricos parados. Y que pasa aquí, pregunté? Es que requieren repuestos que tardan mucho en llegar. Ah, pero como es posible? Vamos a usar las Embajadas para que se agilice todo esto. Si ustedes me dicen yo mismo llamo a quien sea”……… (las palabras no son exactas pero más o menos es lo que dijo). La gran cantidad de generadores de electricidad destartalados son la real causa del problema y Chávez lo sabe desde hace muchísimo tiempo. Después de “taparear” los apagones culpando al mágico “Niño” ahora los escritores del guión ponen a Chávez como el “descubridor” de los generadores dañados y, además, hasta del que resuelve la cosa apurando los repuestos. Mentira y farsa pura pero como teatro merece el Oscar.

2-Los Bancos intervenidos. El mayor problema de este caso es la relación de Adán Chávez con un tal Fernández Berrueco (preso). Para salvarlo los guionistas desvían la atención hacia Arné Chacón al que también han puesto preso y (aquí viene lo genial) el Ministro Jesse Chacón, hermano de Arné, renuncia. La imagen que se crea es que aquí no se “salva” nadie de la justiciera mano de Chávez (Fin del primer acto). Aparece en el programa Aló Presidente, curiosamente, un hermano menor de los Chávez. Se le “aguan” los ojos a Hugo de la emoción y luego reflexiona que si su queridísimo hermano menor hiciese, Dios no lo quiera, algo incorrecto como hizo Arné Chacón, pues no dudaría en meterlo preso. (Fin del segundo acto). Carajo, si provoca aplaudir la tremenda actuación. Chávez amenaza a su hermanito con la cárcel si hiciese algo malo y como Adán, el mayor, anda suelto debe ser porque está limpio de toda culpa. Doble estocada, salva a Adán y no se ensucia la sangre real.

3- La traición. Casi tan fastidiosa como la invasión gringa y el magnicidio, Chávez insiste en mencionar una posible traición de alguien de sus filas. “Tal como le hicieron a Bolívar, lo traicionó Páez, lo traicionó Santander”. Evidentemente Chávez no tiene idea del traidor pues ya lo hubiese enjaulado, así que esta escena de teatro es solo una advertencia: “Estoy pendiente de cualquier conspiración así que cuidado”.

Chávez es un buen artista pero el guión es preparado por otros. Ojalá recordase que su trabajo es hacer y no mentir y lleva tiempo haciéndolo al revés. El teatro es una de las bellas artes pero cuando un Presidente lo usa para el disimulo y la mentira deja de ser un arte y pasa a ser una infamia. Venezuela ya lo entiende y prepara el acto final.


Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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