Marx, Bolívar y Jesucristo






La más reciente disparatada consigna del oficialismo es la de fundamentar al socialismo del siglo XXI en las ideas de Carlos Marx, Simón Bolívar y Jesucristo. Basta leer un poco de historia y de filosofía para darse cuenta de tan tremendo disparate, habida cuenta de que Marx y Bolívar fueron absolutamente incongruentes. Jesús de Nazareth no entra dentro de ningún perfil de estos dos personajes desde el punto de vista de sus ideales y enseñanzas.

Marx despotricaba de Simón Bolívar y sentía por él una gran aversión. Lo llamó oligarca de utilería. Desde el punto de vista de su ideario, Bolívar fue un oligarca inspirado en John Locke y Hume, filósofos liberales ingleses y por la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789, propia del Liberalismo del Siglo XVIII, que nada tienen que ver con el socialismo.

El Libertador anteponía frente al hecho político los intereses de la sociedad y no la de su persona.

Solía decir: "Si un hombre fuera necesario para sostener el Estado, ese Estado no debería existir".

Bolívar garantizó al ciudadano la libertad, la seguridad individual, la propiedad y la igualdad ante la ley, elementos éstos totalmente eclipsados en la revolución chavista del siglo XXI. Bolívar jamás fue socialista.

Marx y Lenín concibieron el socialismo totalitario, inspirados en el materialismo del primero y en los principios del comunismo leninista o la concepción de sujeción a la totalidad, la subordinación del ciudadano al Estado, haciendo depender de él todo cuanto se necesita para vivir en sociedad. En el caso de Cuba y Venezuela, al igual que en Corea del Norte, se trata del traslado de la doctrina marxista del materialismo dialéctico y del determinismo histórico y la aplicación del sistema de la dictadura de clases propia del socialismo soviético como régimen de transición hacia una sociedad comunista.

Decir que Jesús fue un revolucionario en lo político, inspirador de subversiones, socialista, etcétera, es una manifestación de la más profunda ignorancia y cinismo. Jesús no fue político, ni le gustó la política. "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, enseñaba. Jesús jamás instigó la lucha de clases sociales, la violencia ni el odio; sino todo lo contrario, la encarnación del amor, el perdón y la bondad absolutas, pregonando la unión y la fraternidad de toda la humanidad.



Kaled Yorde

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