LA CARRETA JALANDO AL BURRO



Una repetida “máxima” es que el desarrollo de los países se basa en su educación. Esto no es siempre cierto. La mejor prueba es Venezuela. Un país infestado por la enfermedad tropical, muy pobre y agrícola rudimentario se transformó en pocos años en una nación de grandes ciudades, puentes, industrias y moderna.

Venezuela, por obra de un Dios generoso que le había metido riqueza debajo el colchón y unos extranjeros que conocían del negocio, pasó a ser un país petrolero y una especie de nuevo rico del vecindario. Las petroleras necesitaban de muchas cosas. Personal de todos los oficios, ingenieros, topógrafos, médicos, contabilistas, electricistas, albañiles. Necesitaban, bloques, tubos, cables, cabillas, electrodos. Necesitaban viviendas, abastos, tiendas, hospitales, cines, iglesias. La gran aventura petrolera se había iniciado y el fuertísimo “burro negro” jalaba a casi toda la carreta del país hacia su modernidad.

La necesidad de trabajadores especializados usualmente las generan las industrias y los grandes proyectos, pero también las iniciativas agrícolas y de servicios. No quiere decir esto que las muchas otras ramas del saber sean de segunda, todas son de primera y necesarias para el desarrollo humano, pero las urgencias en alimentación, salud, vivienda, transporte, vestimenta, utensilios, cosméticos, hospitales, servicios de todo tipo, industrias y muchos otros deben crecer a un ritmo, al menos, igual al crecimiento de población (lo cual ya es un reto inmenso) y si se quiere progresar hay que producir aún más de lo estrictamente necesario para poder vendérselo a terceros tal como se sigue haciendo con el petróleo..

Ahora bien, con el cuento de que el país tenía muchos estudiantes que no podían acceder a las universidades, Chávez inventó nuevos centros de estudio y hasta propuso que las “carreras” no fuesen tan largas. Hace poco se ufanaba de los centenares de miles de estudiantes en esas nuevas casas de estudio.

Pero por el otro lado Chávez con sus tonterías socialistas de que los empresarios son malos y explotadores ha logrado el cierre de miles de industrias que generaban puestos de trabajo y, lo peor, paralizado las inversiones privadas.

Este gobierno ha puesto a la carreta a jalar del burro y, al suponer que lo importante es el número de graduados y no sus oportunidades de ser útiles, está fabricando el mayor número de profesionales desempleados de la historia del país.
Que hacer?.

No hay forma que Venezuela se desarrolle sin empresas privadas a montón. Los gobiernos no pueden suplantarlas pues la generación de empleo vía generación de bienes y servicios requiere de inmenso talento y recursos que normalmente no abundan en los gobiernos.

No hace falta demostrarlo. Ya está a la vista. No hay algo que en Venezuela funcione bien, salvo la persecución política y la velocidad en la aprobación de leyes inconstitucionales.

Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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