El diccionario de la política venezolana
EXPERTOS SEÑALAN QUE ES HORA DE EMPEZAR CON UNA CAMPAÑA DE ELIMINACIÓN DE ALGUNOS TÉRMINOS
El diccionario de la política venezolana
Foto: Gilberto Semprún
Los dirigentes políticos utilizan ciertas palabras para “enganchar” a sus seguidores.
“¡Hasta cuándo los escuálidos-golpistas se meten con nuestro Presidente!, ¡hasta que ustedes chavistas ‘pata en el suelo’ abran los ojos!”, éste es uno de los tantos diálogos que se ha hecho casi permanente en el ambiente político venezolano en los últimos diez años.
Y es que en Venezuela, esta batalla verbal ha trascendido del terreno político a los círculos familiares y de amistades creando separaciones por seguir a una ideología.
Desde simples calificativos hasta insultos terminan convirtiéndose, incluso, en las acostumbradas consignas de seguidores oficialistas y opositores.
“Eso es parte del personalismo político. Y parte de esta batalla verbal la han iniciado los medios de comunicación que se han aprovechado de los desacuerdos políticos para enfrentar al pueblo”, sostiene Luzneira Parra, docente de la escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia (LUZ).
“Tanto el Gobierno como la oposición, que son los bandos en pugna, utilizan el lenguaje como una herramienta para atacar al bando contrario, pero no ataca lo más importante, como las ideas, los programas de Gobierno. Caen en el error de atacar al Presidente y él a los principales líderes de la oposición y recurren al lenguaje llenándolo de contenidos agresivos”, señala.
En este mismo punto coincide Jesús Hernández Godoy, periodista y analista, al agregar que “la descalificación ni es sana, ni es aceptable, porque en vez de atacar el discurso se ataca a quien lo dice. Este diccionario político que se ha venido creando a lo largo de una década lo que está es empobreciendo aún más a la sociedad venezolana”.
Para muestra un botón, pues uno de los ejemplos más evidentes — que refieren los expertos — es que términos como “escuálidos”, que en otro contexto significa minoría, en el lenguaje de la política se trata de opositores al Gobierno nacional.
Hernández Godoy considera que el punto estar en “saber equilibrar y dejar esa polarización porque a la final el que pierde es el país. Los medios de comunicación han abusado y se han prestado para que se dé esa polarización política tomando la parte activa que anteriormente tenían los partidos políticos que han “perdido credibilidad”.
Para el sociólogo Leoncio Pinto, también de LUZ, esto se debe a que los líderes los partidos políticos, que son “los ideólogos”, construyen un discurso que articula una gran cantidad de términos, cada uno se prende dependiendo del personaje que lo transmita convirtiéndose a la vez en una repetición automática.
“Por ejemplo, si el discurso del presidente Chávez habla de fascistas, golpistas, oligarcas, antiimperialistas, el otro lado habla de autocracia, totalitarismo, no hay libertad de expresión”, explica.
“Hay una vanalización del discurso y la discusión ideológica es demasiado verbal lo que conlleva a construir una serie de descalificaciones de uno u otro bando debido a la polarización que hoy se vive en el país”, precisa el experto de la Universidad del Zulia.
Sobre este aspecto los lingüistas también tienen su óptica.
“El castellano es un patrimonio y se debe procurar conservarlo con la mayor limpieza y pureza”, defiende Tito Balza Santaella, miembro de la Academia Venezolana de la Lengua.
Señala que esta manera de hablar no solamente deteriora “la majestad” de los cargos públicos y de las más altas posiciones políticas sino que transmite “un mal ejemplo al pueblo y eso hace que cada día vulgarice más el lenguaje”.
“Buscan enganchar sin tomar en cuenta hacia dónde se debe ir , hacia la excelencia a los intelectuales y a los cultos o la chusma”, argumenta.
En esto coincide Haida Portillo, doctora en Lingüística y docente de la Universidad José Gregorio Hernández, al explicar que desde el punto de vista semántico “es un enganche” que utilizan los dirigentes políticos.
Por otro lado, Balza Santaella advierte que “los políticos” no se han destacado precisamente por ser “cultos y delicados con el lenguaje, pero no se había llegado al extremo como sucede en la actualidad”.
Texto: Priselen Martínez Haullier
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