El puente sobre el río Kwai
Una de las grandes películas de todos los tiempos tiene el nombre de este artículo. Ganó siete premios Oscar y aunque fue filmada en los años cincuenta sigue siendo un verdadero placer verla.
La trama muestra a un grupo de prisioneros ingleses durante la segunda guerra mundial a los que los japoneses quieren obligar a construir un puente para el paso de trenes sobre un río de Tailandia llamado Kwai.
El comandante inglés se niega y en consecuencia es encerrado y torturado. Finalmente el jefe japonés, presionado para terminar el puente por sus superiores, acepta las condiciones de los ingleses para cooperar en la construcción de la obra. Los ingleses toman la dirección y construyen un majestuoso e inmenso puente.
El día que pasará el primer tren un grupo anti japonés coloca explosivos en toda la estructura del puente. El comandante inglés descubre lo que piensan hacer y ocurre algo insólito: trata de impedirlo olvidando que está en guerra, que los enemigos son los japoneses y que lo adecuado es destruir al puente aunque lo hubiesen construido los ingleses. Al final, como es de esperar, el puente explota y el tren que ya iba de paso cae al vacío.
En esta guerra en que nos ha colocado Chávez y su caimanera de malandros es claro quién tiene las armas y la fuerza bruta y más claro aún quienes somos los prisioneros. Chávez nos quiere obligar a construir un puente que él llama socialismo y nosotros no queremos cooperar.
El mandamás enojado, al igual que en la película, grita, amenaza, insulta, expropia, encarcela y presiona con el propósito de doblegarnos. No ha podido y hay bastantes muestras de que no va a poder.
Se ha empeñado en poner vigas y postes a lo loco para construir, él mismo, su puente. La verdad que la obra se ve bastante pirata y no sería de extrañar que se derrumbe sola. Por su parte la próxima elección de diputados a la Asamblea es prometedora y, siguiendo el paralelo del film, luce con la fuerza necesaria para derrumbar el intento comunista.
Adicionalmente al puente choreto, las realidades internas son también desastrosas. El título “Gobernante” viene del griego y quiere decir textualmente “Capitán del barco”. Aquí hay huecos por todo el casco y el agua está entrando a grandes chorros. Para remate los ministros de la economía tratan de cerrar los huecos a mandarriazos y los hacen cada vez más grandes.
El puente del socialismo se desploma porque el País entero dice que no al modelo cubano. Chávez tiene pintado en la cara el fracaso y sabe, además, que el barco de su pésimo gobierno se hunde. Pronto terminará esta gritadera de groserías en cadena y la absurda discriminación y división social. Todos somos hermanos y volveremos a serlo. Construiremos un País decente con libertad y progreso. La alegría poco a poco regresa. Viva Venezuela.
Eugenio Montoro
Articulista
montoroe@yahoo.es
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