El culebrón y la política



En Venezuela se parecen. Las novelas y la política, la ficción y el país. Todos los días en años pasados pasaban cosas que superaban la ficción de los culebrones venezolanos. De un tiempo a esta parte, ya los protagonistas de esta larga novela, están repitiéndose y aburriendo. Ya los personajes de la novela en la que convertimos a Venezuela son predecibles. Ahora la magia sólo se intenta en capítulos, uno por uno, en allanamientos, en leyes prematuras, en compras bélicas, en arranques pocos diplomáticos, en ofensas a mandatarios de países vecinos que después sólo tienen un camino; y éste es la recogida.

Digo todo esto, porque los venezolanos lo que somos es noveleros; sabe usted cuántas personas al día en Venezuela ven telenovelas? ¡Siete millones 392 mil 219 venezolanos! Pero, ¿sabe cuántos vemos noticieros? ¡Todavía más! Tanto nos importa salirnos de la realidad como conocerla en formato de noticiero. Para algo así como vamos a ver qué pasó hoy en este país, qué hicieron los que mandan, y a cuántos mataron hoy. Existe una necesidad vital en Venezuela por saber lo que pasa y cómo de un tiempo a esta parte todo lo que pasa en el país es explicitado mediante algún político que nos dice cosas insólitas que al final de cuentas terminan siendo personajes de ficción, a veces de comiquita. Pero la comiquita en la que se han convertido las instituciones en Venezuela está orientándose hacia un camino no explorado por el venezolano. Se está orientando a lo bélico y épico y allí sí creo yo que a nosotros eso no nos engancha.

A fin de cuentas, las revoluciones las guerras, ese socialismo fantasma que nadie quiere que se le aparezca es un trago que aquí en este país nadie quiere tragar. Cuando la novelita del país se hace realidad, y las cuentas no nos dan, y la inflación nos lleva por la calle de la amargura y los conflictos laborales y sociales nos inundan, entonces es cuando más venezolanos que nunca, pensamos para adentro: ¿Será que este país ya se enculebró?. Somos noveleros pero la verdad es que no tanto. La verdad es que nos hemos caído de la mata unas cuantas veces en nuestros años de democracia, cada vez que estamos demasiado alto. ¿Sabe usted cuántos venezolanos ven las cadenas presidenciales? Menos de una quinta parte de los que ven novelas.

Natalia B. Sánchez A./Socióloga
cortesia del diario la verdad

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