Ser malo es rico



Eugenio Montoro


El ingenio de un buen amigo propuso el título de este artículo humorizando de que cuando Chávez vocifera que “ser rico es malo” lo que quiere decir, en realidad, es que “ser malo es rico”.

En casi todas las escuelas y liceos existe entre los estudiantes un tipo que es realmente malo. Vive buscando pleito y si , por ejemplo, lo miras más de tres segundos seguidos te empieza a gritar: que te pasa a ti huevón??. Con lo que generalmente se inicia una discusión con su respectiva pelea al salir. Es el tipo que raya los pupitres y se roba la tiza. Falta con frecuencia a clases, se copia los trabajos, pinta groserías en los baños en contra de los profesores y suelta una culebra viva en clase cuando da la lección una profesora a la que se sabe tiene terror a los bichos. Su maldad es reconocida y sus acciones son tema de conversación. Su osadía le acerca a otros jóvenes que también quieren ser malazos y se convierten en pandilla.

Seguramente los psicólogos pueden explicar las razones del comportamiento de estos individuos, sin embargo es de suponer que copian algún ejemplo y, sin duda, tienen una gran necesidad de reconocimiento que al no poder alcanzarlo por buenos méritos lo hacen por el otro camino.

Nuestro estrafalario Presidente y sus colaboradores son calco perfecto del mismo malandraje. Posiblemente Chávez tenía aún en la boca el juramento de defender la Constitución cuando, al mismo tiempo, preparaba un golpe militar. Ya la pandilla tenía nombre “los comacate”. Llegó el día del alzamiento y aunque los tiros aflojaron las tripas de nuestro héroe y se rindió, algunos segundos de televisión lo convirtieron en esperanza. A los pocos años Venezuela lo eligió Presidente. Ahora si que era el macho más macho de la escuela. Había llegado la hora de los malos.

El principal objetivo del malo es ser reconocido y de esta forma hará todo lo que se le ocurra para que nadie dude ni un momento de su portentosa capacidad de inventar maldades. Para empezar les puso remoquetes ácidos a sus opositores, las groserías no faltaron y las amenazas con los ojos casi cerrados se hicieron frecuentes. Cualquier cosa que aparentase estar bien pero en manos de otros había que intervenirla.

El malo no admite competencia. Nadie va a venir a presumir. El guapo se instaló en Miraflores. Todos los Poderes Públicos, las Fuerzas Armadas y las Empresas del Estado dicen “si mi Comandante”. Ahora hay que seguir golpeando a los enemigos. Empresas, colegios, clínicas, fincas o lo que sea privado debe controlarse. Y al saco cuanta organización protestona como sindicatos, gremios profesionales, ong´s, medios de comunicación y otros. Solo quedo uno ordenando. Yo el rey malo o para emular las recientes jaladeras, Yo el hiper malo.

Pero la maldad genera reacción. Dividir a los venezolanos, apoyar a los guerrilleros colombianos, utilizar nuestros reales sin control, impulsar al País a un proyecto comunista que nadie pidió y nadie quiere, paralizar la economía y muchísimas otras loqueras está creando un grupo muy grande formado por los buenos y los malos arrepentidos. Como que se cansaron del Presidente y de su pandilla. Ya veremos que pasa, pero no sería malo, por si acaso, tener el avión full. Que vaina con estas pandillas que se deshacen cuando huelen que el líder se cae. Empieza a oler a libertad.



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