Automagnicidio II




Chávez selló su propia condena política desde que su retórica encendida de carácter personalista desplazó al acto humilde destinado a aliviar y resolver los dolores de la patria. Desde entonces Hugo Rafael se erigió como su propio magnicida.

Un buen ejemplo de lo anterior es la psicótica inauguración del programa Aló, Presidente Teórico y su primer capítulo sobre Las Comunas Socialistas. Con estos programas, pretende Chávez instruirnos sobre socialismo y revolución, ayudándonos a extinguir el “podrido” germen consumista que el capitalismo sembró en nosotros.

Siempre he cuestionado, y sigo cuestionando, la actitud francamente disociada de la oposición, cuando nos llena de discursos aéreos y conceptuales que hablan de libertad, centralismo, autoritarismo y otras tantas entelequias, mientras la gente de nuestros cerros está viendo cómo escapa del malandraje o como rinde los reales para cubrir sus necesidades más básicas. Bueno, Hugo Rafael, creo que estás usando los mismos asesores de la oposición, o la gente que tienes alrededor no se atreve a decirte que estás “meando fuera del perol”.

Dudo mucho que el ranquin de tu nuevo programa te permita entrar siquiera al 10% de los hogares venezolanos, y eso se debe a que como comunicador te has vuelto fastidiosísimo por la repetidera de cosas, los lugares comunes, los clichés y la tozudez de enchufarnos tus necesidades ideológicas sin escuchar ni resolver las demandas de la mayoría de nuestra población.

Pretender darnos clases públicas de revolución, en un ambiente social crítico, donde tienes encendidos a los sindicatos, a las universidades, a los medios, a un sector de las Fuerzas Armadas y a muchos sectores de la población, con un descontento creciente y una peligrosa rabia represada, es como pretender cantar un aria de ópera en medio de un sarao donde la gente está bailando salsa.

Tengo que confesarte, Hugo Rafael, que siempre te admiré como estratega político y comunicacional, pero me imagino que estás haciendo acuse de recibo de tu propia ineptitud y de la incapacidad e inmoralidad de la gente que gobierna contigo. Lo que te queda es hablar paja y cantar porque se te acabó el tiempo para hacer. Por eso insisto en que tus días están contados y tu magnicida has sido tú mismo, pana. Es cuestión de tiempo.




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