La utopía
Del tiempo anterior venimos todos, salvo los nacidos después del año 2000. De allí que el chavismo no sea ningún invento, sino un engendro del pasado. En su pensamiento y en su conducta se encarnan los peores vicios del país: demagogia, popularismo, irresponsabilidad, corrupción, caudillismo y muchos más.
No todo en el pasado fue negativo. En él hay vicios y virtudes; éxitos y fracasos. El tiempo pasado al que me refiero es el que se inicia el 23 de enero de 1958, por lo tanto es un pasado relativamente reciente.
Que en la actualidad esté vigente una democracia participativa, son pocos los que se atreven a afirmarlo. ¿Cómo pueden coexistir la participación, por un lado, y la autocracia por el otro? El dilema es muy simple o la participación ciudadana acaba con la autocracia o la autocracia acaba con la participación ciudadana. Ambas no pueden coexistir.
Venezuela está ante una encrucijada, o sigue por el despeñadero hasta donde la ha traído un Gobierno incompetente y falta de virtudes, o acelera el paso hacia la construcción de una auténtica democracia, que no podrá ser monopartidista, sino pluralista; no podrá ser centralista, sino descentralizada, no podrá ser corrupta, sino virtuosa, legalista, ética y justa.
El futuro exige construir una democracia participativa, pluralista, eficaz, eficiente, honesta y justa. De allí que la consigna "ni un paso atrás" debe entenderse, no en el sentido de no ceder frente a los embates de la autocracia, sino de avanzar hacia la conquista de una verdadera y auténtica democracia, donde no haya cogollos que deciden por los demás, ni políticos que "interpreten" la voluntad de la mayoría, sino líderes capaces de aceptar que el poder que ostentan es pasajero, está condicionado por el mandato de origen y por los resultados de la gestión que les sea aprobada por los ciudadanos.
Puede parecerle a temerosos una utopía y, en efecto, lo es, pero todas las realidades existentes, fueron alguna vez utopías. Lo más difícil de todas, la independencia no dejó de realizarse porque luciera imposible. Mientras más difícil sea una causa con más entusiasmo debemos acometerla. ¡Manos a la obra!
No todo en el pasado fue negativo. En él hay vicios y virtudes; éxitos y fracasos. El tiempo pasado al que me refiero es el que se inicia el 23 de enero de 1958, por lo tanto es un pasado relativamente reciente.
Que en la actualidad esté vigente una democracia participativa, son pocos los que se atreven a afirmarlo. ¿Cómo pueden coexistir la participación, por un lado, y la autocracia por el otro? El dilema es muy simple o la participación ciudadana acaba con la autocracia o la autocracia acaba con la participación ciudadana. Ambas no pueden coexistir.
Venezuela está ante una encrucijada, o sigue por el despeñadero hasta donde la ha traído un Gobierno incompetente y falta de virtudes, o acelera el paso hacia la construcción de una auténtica democracia, que no podrá ser monopartidista, sino pluralista; no podrá ser centralista, sino descentralizada, no podrá ser corrupta, sino virtuosa, legalista, ética y justa.
El futuro exige construir una democracia participativa, pluralista, eficaz, eficiente, honesta y justa. De allí que la consigna "ni un paso atrás" debe entenderse, no en el sentido de no ceder frente a los embates de la autocracia, sino de avanzar hacia la conquista de una verdadera y auténtica democracia, donde no haya cogollos que deciden por los demás, ni políticos que "interpreten" la voluntad de la mayoría, sino líderes capaces de aceptar que el poder que ostentan es pasajero, está condicionado por el mandato de origen y por los resultados de la gestión que les sea aprobada por los ciudadanos.
Puede parecerle a temerosos una utopía y, en efecto, lo es, pero todas las realidades existentes, fueron alguna vez utopías. Lo más difícil de todas, la independencia no dejó de realizarse porque luciera imposible. Mientras más difícil sea una causa con más entusiasmo debemos acometerla. ¡Manos a la obra!
Fernando Chumaceiro
Exalcalde de Maracaibo
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