Llorar y reír en Navidad
A pocos días del 24 de diciembre, muchas familias están preguntándose: qué comeremos, qué tomaremos, qué regalaremos, qué nos regalaran, dónde la pasaremos. Son típicas preguntas de todos los años, con una gran diferencia, que a la fecha la discusión no es que comprar sino cómo y con qué lo comprarán. En estos días decembrinos he tenido la oportunidad de conversar con ciudadanos de diferentes clases sociales y todos tienen varios puntos de coincidencia tales como: inseguridad, alto costo de la vida, escasez de productos, malos servicios públicos, atraso de pagos de aguinaldos y compromisos contractuales en el sector público y privado, especulación, entre los más comunes.
A todo lo expresado se suma la difícil situación como consecuencia de las lluvias en más de 11 estados del país, donde miles de familias perdieron todo, y estas navidades serán las más complejas que hayan vivido. Aprovecho el comentario para ratificar el reconocimiento y agradecimiento a todos los que han cooperado y colaborado para darle frente a la emergencia. Muchos no logran asimilar los anuncios económicos hechos por el ejecutivo nacional y los poderes otorgados para legislar en áreas de interés nacional.
El 2011 no es un año electoral, lo que permite una serie de medidas antipopulares que se sabrán administrar para el 2012, en un año súper crucial para la conquista de 335 alcaldías, 24 gobernaciones, más de 3000 concejales, mas de 200 diputados regionales, más de 5000 miembros de juntas parroquiales y el más importante, la elección del Presidente de la República.
Navidad, época de reencuentro, ilusiones, alegrías, de recordar a los seres queridos que se encuentran con nosotros y aquellos que no están, unos porque viven lejos y otros porque están en compañía de Dios. Lo que es cierto, es que nuestra Venezuela nos necesita a todos, las crisis no son siempre para ver lo negativo son también para saber apreciar lo que tenemos, para aprender, que a pesar de tener económicamente todo resuelto, el destino nos puede cambiar y eso nos enseña a valorar realmente todo lo que nos rodea sin diferencias. También nos enseña que hay que ver con otros lentes los que nos pasa y convertir lo negativo en positivo y sobre todo entender que la vida continua y no solo con lamentos, que estoy de acuerdo que debemos drenar nuestras penas, pero al final del dolor debemos continuar e intentar sobre todas las cosas dar pasos al frente.
Desde este humilde espacio queremos enviarles nuestros mejores deseos de felicidad y que tengan unas navidades llenas de esperanzas, sueños, de querer amar y dejarse querer, de perdonar y perdonarnos, de hacer una reingeniería de nuestras vidas, de entender que todos hacemos falta y que nadie sobra, que pase lo que pase hay que seguir, que todos somos hijos de Dios y que a pesar de nuestras diferencias aprendamos a tolerarnos, porque no sabemos realmente cuando vamos a necesitar del que hemos rechazado y humillado. El destino es incierto y a la vez sorprendente, que de toda crisis nace una oportunidad, que el mundo está habitado por más de 6 millardos de seres humanos, así que, ayudemos a Dios a atender a la humanidad, que el triunfo no es garantía de felicidad y el fracaso, es señal de que estás intentando algo. A todos los lectores que hacen sus comentarios positivos y negativos sobre esta columna solo les pido que lo sigan haciendo, es la mejor manera de mejorar.
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Jesús Castillo Molleda
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