LOS SIMPSON Y EL SOCIALISMO




Homero Simpson, quien junto con su familia fueron inmortalizados en sellos de correo la semana pasada, es el estereotipo del llamado americano feo que tiene su congénere en el maracucho feo local. Ambos son gritones, chabacanos y cuasi alcohólicos. Sin embargo, Homero tiene su casa propia de dos pisos, vive en una urbanización, posee vehículo, está casado legalmente y sus hijos asisten al colegio. Diría Chávez que se trata del típico explotador imperialista.

Pero lo cierto es que Homero ni siquiera pertenece a la clase media, es un simple obrero de una fábrica. Lo que pasa es que en el imperio, no existen ranchos, el obrero no es un padrote de cría, no invade terrenos ni fábricas, ni es parásito de alguna misión. Por el contrario, todos trabajan, pagan impuestos y jamás han sido una carga para el Estado. Esa es la gran diferencia entre el “imperialismo” triunfador y el fracasado socialismo del siglo XXI tipo Cuba a donde nos están llevando.

Cuando Chávez trata de engañar al pueblo exclamando que en EE.UU. existen 35 millones de pobres (más que la población de Venezuela), no aclara que se trata de tan sólo del 12% de la población (contra el 70% de aquí). Tampoco aclara que el 48% de esos “pobres” tienen una vivienda de tres cuartos, 97% TV, 75% carro y microonda. Y mucho menos menciona, que una pareja con dos hijos se considera pobre si sus ingresos anuales están por debajo de 18.800 dólares, lo que supera la renta media de la mitad de la humanidad. Según la ONU esta familia pobre sería rica en más de la mitad de los países que integran dicha organización.

En vez de estar explotando la marginalidad, la ingenuidad y la torpeza popular repartiendo dinero al típico “Vagancio Criollo”, lo que se necesita es estimular los deseos de salir de la indigencia, aportar puestos de trabajo y fuentes de riquezas para triunfar a lo Simpson. Que oiga quien tiene oídos…




Ernesto García Mac Gregor/garciamacgregor@gmail.com

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