Esfuerzo individual para un logro colectivo



Por FUNICULI FUNICULA

Libertad es el poder hacer lo que se debe hacer. Un ejemplo sencillo a esto sería el fumador, quien sabe que fumar no es lo que debe hacer porque es dañino para su salud, más sin embargo fuma haciéndose esclavo del consumismo y la nicotina, por ende, el fumador no es libre.

En el Socialismo de siglo XXI o Comunismo que es lo mismo, tampoco existe la libertad. La revolución Chávez y su gobierno bolivariano deberían respetar los derechos de todos y de velar por el bienestar de todos los venezolanos por igual, pero lastimosamente no es así. Como no hacen lo que deben, no pueden ser libres.

Sin importar la inclinación política de los ciudadanos, en un país donde no existen garantías constitucionales, donde se reprime con violencia, donde se permite la impunidad, donde la corrupción está a la orden del día; donde se insta al distanciamiento con la religión, no se puede considerar un país libre ni sus ciudadanos gozan de libertad.

Cuando grupos de ciudadanos reclaman libertad, el gobierno responde diciendo que hoy más que nunca los venezolanos viven con menos restricciones que en el pasado. A primera vista eso suena razonable, pero eso no es ni remotamente libertad. Muchas personas confunden libertad con hacer lo que se venga en ganas, pero eso en realidad es libertinaje. Muchos fuman porque les da la gana, pero eso no les hace libres de su adicción.

Más allá de perder la libertad por acciones del gobierno, los ciudadanos venezolanos concentran factores individuales que les mantiene alejados de la libertad. Por ejemplo personas muy queridas y respetables con quienes tenemos el placer de convivir ya sea en el hogar o en los lugares de trabajo, bastase que se pongan detrás de un volante y se metan en el tráfico para verles transformarse en personas feroces y agresivas.

¿Es qué acaso la cortesía, amabilidad, comprensión, consideración, tolerancia, paciencia y el sentido común son sólo virtudes reservadas entre familiares y conocidos? ¿Dónde encaja aquello de que todos nacen iguales y con la misma dignidad? Alguien quien no trate a todos por igual discrimina y es algo que no se debe hacer. Quien lo haga deja de ser libre.

No ser honesto y mentir; no cumplir con los horarios de trabajo; desatender las responsabilidades; desobedecer las leyes y autoridades; incumplir con los deberes ciudadanos; el no observar las reglas morales, éticas, principios y valores religiosos; e inclusive hasta romper con las normas de urbanidad y buenos modales, bien sea intencionalmente o por omisión, hacen perder la libertad.

De acuerdo a esto los venezolanos en su mayoría se encuentran lejos de ser libres. Mientras el gran grueso de ciudadanos no reúnan las condiciones mínimas necesarias para calificar como individuos libres, no podrá decirse que Venezuela viva en libertad. El país no es otra cosa que el reflejo de pueblo.

El mito de que el venezolano es así

No, el venezolano no es así. El venezolano en su raíz es una persona honesta, responsable, caritativo, jovial y de nobles principios.

El estereotipo de leguleyo, caribeador, capachero, mangüangüanero, etc., responde a una explicación simplista a algo de lo cual la población desconoce, pero que ha sido inducida por varias décadas.

Ese comportamiento en los venezolanos responde a los efecto de la anomia.

La anomia: Barrera entre los venezolanos y la libertad

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, anomia es el conjunto de situaciones que derivan de la carencia de normas sociales o de su degradación.

En ciencias sociales, la anomia, es la falta de normas o incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Se trata de un concepto que ha ejercido gran influencia en la teoría sociológica contemporánea. El término (etimológicamente sin norma) se emplea en sociología para referirse a una desviación o ruptura de las normas sociales.

La mayor presión conducente al desvío se da entre los grupos socio-económicos más bajos y las conductas desviadas son: El crimen, la violencia, el suicidio, los desórdenes mentales, el alcoholismo y otros problemas de adicción, por mencionar algunos. Se supone que la anomia es un colapso de gobernabilidad por no poder controlar esta emergente situación de alienación experimentada por un individuo o una subcultura, hecho que provoca una situación desorganizada que resulta en un comportamiento no social.

El término anomia fue introducido por Émile Durkheim y Robert K. Merton. Se tiene noción de que Karl Marx hizo algunas referencias sobre la anomia, pero no dejó nada significativo escrito al respecto.

Hay ciertas referencias de cómo algunas corrientes políticas han inducido a sus pueblos a un estado de anomia para mantenerlos en una especie de letargo perenne y hasta inclusive llevarles al Autoritarismo. Han habido gobernantes quienes en sus aspiraciones individuales han usado la anomia para exponer a sus pueblos al hambre; a la carencia de elementos básicos como la alimentación, educación, vivienda y vestido; a delincuencia desbordada; formas atroces de resistencia; e ignorancia insolente.

A manera general, la anomia puede causar en los individuos conformismo, apatía, inactividad, a participar en ritualismos, retraimiento, reyección, disconformidad y hasta depresión.

Según el sociólogo argentino Carlos Nino, en un país en el cual configura un conjunto social anómico se puede identificar por la forma como se transita por los espacios públicos; en la naturalidad como se evaden las responsabilidades cívicas (pago de impuestos, por ejemplo); la forma como se contamina el ambiente; la extensión de la corrupción; y otros testimonios de una sociedad abrazada a la ilegalidad entendida como falta de respeto a las normas. Nino agrega que el factor anómico opera por sí mismo en la generación de niveles bajos de eficiencia y productividad.

Requiere de un esfuerzo individual para un logro colectivo

Según Durkheim el primer paso acertado que puede dar un individuo bajo los efectos de la anomia y quizás el menos complicado con de cierto grado de efectividad además, es el acercamiento a Dios y la religión.

Rehabilitación motivacional de autoayuda y autoestigma son igualmente necesarios.

Campañas masivas en los medios de comunicación sobre el sentido común y de foramción ciudadana son altamente recomendados.

La toma de conciencia, la determinación propia y la perseverancia son elementos esenciales. La puesta en práctica de buenos hábitos sirviendo de testimonio constructivo entre las personas cercanas a su entorno, en poco tiempo pueden arrojar cambios colectivos significantes.



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