¿Ahora quién viene?

Como era de esperarse, el caudillo de Miraflores ha interpretado el triunfo del "Sí" del pasado 15 de febrero como un cheque en blanco que le han dado sus seguidores para acelerar su marcha al “mar de la felicidad” cubano. ¿Qué viene ahora? Como quiera que el proceso chavista busca mantener una fachada legalista, vendrá para este mismo año la convocatoria para aprobar una nueva constituyente que dé paso a la génesis de la Constitución socialista cubano-venezolano (el proyecto Venecuba). Eso puede ocurrir en el cuarto trimestre del 2009, con lo cual se sepulta definitivamente la democracia en Venezuela.

El periódico español ABC asegura en un editorial reciente: “La democracia como sistema esencial de alternancia ha sido liquidada y, a partir de ahora, los venezolanos sólo tendrán derecho a pasar cada cierto tiempo por las urnas, lo justo para ratificar los planes de un presidente empeñado en llevar a su país a la ruina. Ese trámite de votación ficticia se parecerá más a lo que viene sucediendo en la dictadura cubana desde hace medio siglo, que a una democracia efectiva”.

¿Qué otra cosa vendrá? Todo lo que está en la Constitución cubana de Fidel: Eliminación de la propiedad privada, educación comunista con libros cubanos; pérdida de la patria potestad de los padres sobre sus hijos, quienes pasarán a ser del Estado; hostigamiento, persecuciones, espionaje entre vecinos y familias, encarcelamiento a los disidentes, “fusilamientos morales” a los actuales gobernadores y alcaldes de la oposición (el de Manuel Rosales es el primero por orden directa del caudillo); ¿y acaso también para más adelante, el 2010, por ejemplo, el paredón contra los “pitiyanquis” con balas “pitirrusas y piticubanas”?

Todas esas cosas vienen porque así lo votaron los que sustentaron la proposición del "Sí". Ignorantes, ingenuos y sumisos como lo son, deberán aprender por primera vez en sus vidas, a qué sabe el trago del comunismo como sistema de vida.

Esta amarga lección también va contra los casi tres millones de abstencionistas que no fueron a votar por cómodos, egoístas, escépticos e incrédulos. Ahora van a entender en carne propia que el fuego del comunismo quema de verdad.



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