Se fue de rumba
El presidente Chávez, cada vez que se le presenta una situación conflictiva busca desaforadamente el escapismo. El título sacado de ese viejo sonsonete cubano que dice: "Oye mi socio, tan pronto sonó la conga el muerto se fue de rumba" se le aplica con fidelidad a esta gira “estratégica e ideológica” por países con mayoría de gobiernos forajidos, por ser puro aguaje.
Qué diferente de la grandeza humana del presidente Piñera, que estuvo presente en todo momento durante el plan de rescate de los mineros atrapados en las entrañas de la tierra, lo que fue posible gracias a los técnicos chilenos con ayuda oficial y privada norteamericana y canadiense.
Cuánto hubiéramos deseado que la marcha pacífica de estudiantes y profesores reclamando recursos para sus universidades hubiera sido recibida en Miraflores por el propio Presidente en vez de contingentes fuertemente armados en actitud agresiva, como si los manifestantes fuesen delincuentes o hampones.
Cuánto aspiramos que el Gobierno comience a construir viviendas para los dos millones de familias que sólo reciben promesas de planes fantásticos de viviendas que edificarán los chinos, rusos y bielorrusos, como si en el país no hubiese constructoras capaces, como la que reconstruyó el viaducto Caracas-La Guaira en pocos meses.
Cuánto anhelamos que el Gobierno deje de anunciar programas nucleares pacíficos, cuando las deficiencias en generación, transmisión y distribución del sistema eléctrico nacional puede ser solucionado por nuestros técnicos especialistas en el ramo.
Pedimos al Gobierno que en vez de expropiar empresas productivas, que termina quebrándolas, se dedique a construir autopistas, escuelas y hospitales. Porque el escapismo presidencial nos cuesta a los venezolanos millones de dólares en costosos viáticos y acuerdos inservibles.
Juan Antonio Muller /Economista
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