Oclocracia
Habida cuenta de la manía del régimen de cambiar el significado de los términos, tergiversarlos y hacer exactamente lo contrario a la ley y su espíritu, es necesario ser muy conceptual. Un término que hay que comprender en su verdadera dimensión es el de la oclocracia: Viene del idioma griego, oklos, multitud, y kratos, poder, para significar el gobierno ejercido por la multitud. En un sentido más amplio, es la forma de gobierno caracterizada por ser la masa, generalmente inculta, la que ostenta y ejerce el poder político en detrimento de la minoría selecta o aristocracia. (Conceptos Fundamentales de Ciencia Política. Ignacio Molina. Alianza Editorial).
Este concepto está asociado indefectiblemente con la demagogia, la acción demagógica en su múltiples formas que se vale de las emociones irracionales de la muchedumbre. Ejemplos referenciales de esto lo tenemos en la Alemania hitleriana, la Italia del fascismo mussoliniano y la Argentina de Perón. Todos los grandes pensadores y estudiosos de la filosofía política han advertido del permanente peligro para la democracia popular, el interés de los oclócratas que ejercen el poder para generar la oclocracia con el único propósito de mantenerse en él de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en los sectores más ignorantes e ingenuos de la sociedad.
Cuando la oclocracia alcanza su grado de perversión más elevado, el o los líderes (por lo general un solo dirigente se erige como caudillo insustituible), llevan la cuestión a la conquista y al mantenimiento de un poder personal o de grupo, mediante la demagogia en sus múltiples formas. Con ese objetivo en mente, apelan a emociones irracionales mediante estrategias como la promoción de discriminaciones, fanatismos y sentimientos nacionalistas exacerbados; el fomento del miedo e inquietudes, la creación de mitos y de deseos y necesidades injustificadas o inalcanzables, etcétera, para ganar simpatías y apoyos populares. Cuentan para ello con la oratoria, la retórica, el sometimiento de los medios de comunicación y de los medios de educación, creando desinformación y lavando cerebros de niños y jóvenes, todo con el objeto de neutralizar la voluntad popular. Ya a ese nivel se dan las revoluciones vengativas, las asambleas callejeras y los juicios populares, fusilamientos y persecuciones a granel. ¿Le es familiar este cuadro descrito, amigo lector?.
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