El triunfo de Chávez



¿Por qué existen las invasiones de terrenos? Porque una marginada analfabeta de 15 años de edad, quien cambió prematuramente la muñeca de trapo por el juguete de carne y hueso, con sus dos tripones a cuestas habidos en acoplamientos circunstanciales, no tiene donde vivir. ¿Y por qué no tiene donde vivir la pobre? Porque el último vago que la preñó la botó a patadas del rancho, para estrenar una nueva concubina más tierna y buena que ella, y seguir propagando la miseria.

¿Y por qué esta madre soltera no busca trabajo? Porque la ocupación permanente de su vientre no le ha permitido ni siquiera aprender a leer, pese a todos los “Simoncitos” y “Robinson” existentes a su alrededor. ¿Y por qué sus hijos tampoco estudiarán y serán iguales que ella? Porque para hacer más llevadero el abandono es más productivo dejarlos ser malandritos, azotes de barrio y ladronzuelos.

Esa es la dolorosa realidad de casi el 60 por ciento de la población, que a su vez, representa el voto duro del innombrable, contra el 40 restante que constituye la clase trabajadora que ha logrado salir de abajo. Estos últimos no tienen la culpa de la frustración de los primeros quienes únicamente piensan en como quitarle al que con tanto esfuerzo ha logrado triunfar en la vida.

Y de repente, un líder carismático que habla, piensa y actúa como ellos dice cosas como: “la culpa de que vivan así la tiene la clase media; ser rico es malo, el robo está justificado, invadan terrenos y propiedades privadas, apodérense de las compañías explotadoras”.

Reparte reales por todos lados y con su expresividad histriónica y la carga emocional hace seguidores ciegos a sus ignorantes cautivos. No les exige mucho no sea que salgan de la pobreza y se pierdan en el mundo del progreso. Necesitamos el 56 por ciento de los votos para obtener el 63 por ciento de los diputados y salir de él. Que oiga quien tiene oídos…



Ernesto García Mac Gregor /Médico /

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