El monstruo por dentro Parte I



El sistema comunista es una especie de leviatán, el bíblico monstruo marino que todo lo engulle, ofreciendo sólo esclavitud y muerte a los pueblos que caen en sus garras. Como doctrina, predica una organización social igualitaria a partir de la comunidad general de bienes. Su objetivo es concentrarlo todo en manos del Estado, eliminando los derechos individuales de la persona, bajo las siguientes premisas:
1) Colectivización de los medios de producción;
2) La repartición de los bienes de consumo según las necesidades de la gente (a los disidentes no se les da nada);
3) La dictadura del proletariado y la lucha permanente y sin cuartel de las clases sociales (violencia y aniquilación);
4) Eliminación de la propiedad privada. Lo que antes había sido algo ideal (el socialismo utópico del siglo XIX), a partir de Marx se convierte al fin en doctrina apoyada por una filosofía de la historia que impone una dialéctica materialista, contraria a todos cuantos derechos humanos, al capital, a las religiones y las libertades del individuo pregonadas por las tradiciones judeo-cristiana-islámica. De hecho, los comunistas no creen en Dios.

La eficacia del Partido Comunista para aprovechar los populismos y lo que ellos llaman condiciones objetivas (descontento, pobreza, revoluciones populistas) para con ello imponer su esclavitud sobre la gente, se basa en la organización interna, conocida como marxismo-leninismo. Por la vía del ensayo y el error, maduran y toman de Karl Marx el dogmatismo mesiánico (se erigen como salvadores de los pueblos mediante la eliminación del capital, de las clases sociales y la propiedad privada).

De Lenin toman la idea del buró-político del partido y lo que denominan el centralismo democrático, el cual consiste en que el gobierno supremo lo detenta el Comité Central, integrado por un puñado de dirigentes que deciden por todo el pueblo y a eso lo llaman “democracia”.

En los sistemas comunistas el que una persona emplee a otra se considera un grave delito, puesto que es la explotación del hombre por el hombre. El único que puede emplear a la gente es el Estado, dueño de todos los medios de producción, herramientas, maquinaria, equipos de transporte y la tierra. El Estado le paga al hombre un salario (mísero por demás), con el cual éste compra los bienes de consumo y medicamentos en los abastos del gobierno, puesto que éste -el Estado- es el único que produce… (Continuará).




Kaled Yorde /Abogado /kaledyorde@hotmail.com

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