Cuando explote la rabia
Llevamos ya once años y casi siete meses de este gobierno. El 2 de febrero tomó posesión del cargo y lo juró ante una moribunda Constitución. El 4 de ese mismo mes y año celebró, con un desfile militar en Los Próceres, su ascensión y su fracasado y cruento golpe de Estado. Allí mismo comenzó a descomponerse todo, a destaparse la caja de pandora de este militar felón y su régimen. Se presagiaba lo que vendría. En su maratónico discurso hizo apología del delito. Delante de todas las altas autoridades de todos los poderes públicos y dirigiéndose a la Dra. Sosa, a la sazón presidente de la Corte Suprema de Justicia, le increpaba, palabras más palabras menos, si consideraba que era delito robar o matar por hambre. Silencio sepulcral y como dicen el que calla otorga. Justo un mes después, cuando regresaba del exterior con su esposa, donde habían ido a conocer un nieto, fue asesinado subiendo de Maiquetía el “negro” Azocar, ex viceministro de Agricultura. A los pocos días fue capturado el ase