La otra entrevista




He mantenido censurada esta entrevista realizada por el periodista Martín Vidal al presidente Chávez. El periodista me ha cedido algunos fragmentos de dicha entrevista para pagarme una deuda.

-MV: Buenos días, señor Presidente. Gracias por recibirme.

-HCH: Siempre he estado a la orden de los medios de comunicación.

-MV: Quiero preguntarle si usted tiene conocimiento de las toneladas de alimentos podridos encontrados en los puertos de Venezuela.

-HCH: ¿Me puedes repetir la pregunta? No te escuché bien.

-MV: Que si sabe de la cantidad de alimentos podridos en los puertos de Venezuela.

-HCH: Jajajaja... Ya te dejaste manipular Martín... ¿Martín es que te llamas tú? Tu nombre me recuerda a un negrito que al principio de gobierno me servía el café. ¿Cómo es que se llamaba el negrito aquel? Martín Pacheco, comandante -le grita alguien. ¡Pacheco, Martín Pacheco! Qué eficiente era Pacheco a la hora de servir el café, carajo. Fíjate que yo lo tomo sin azúcar y el negro, caramba, me lo daba sin azúcar. ¿Qué se habrá hecho Pacheco?

Martín se impacienta, carraspea (se oye clarito en la grabación). Presidente, volvamos a lo nuestro.

-HCH: Lo nuestro, sí, hombre. Antes el país era de ellos, ahora es nuestro. Y eso es un avance revolucionario. ¿Sabías tú, Martín, que cuando yo era apenas un niño trabajaba en esas polvorientas calles de Sabaneta vendiendo…?

Señor Presidente, señor Presidente -se oye a Martín Vidal. Por favor, responda lo que le pregunté.

-HCH: ¿Me puedes repetir la pregunta?

-MV: Se han perdido miles de toneladas de alimentos en los puertos venezolanos…

-HCH: He dicho que la revolución se salva si el pueblo todo se hace del conocimiento y del estudio. De lo contrario, todo estará lamentablemente perdido. Yo lo he dicho, moral y luces son nuestras primeras necesidades y esa frase no es que se me acaba de ocurrir en este momento, he estado reflexionando en ella desde mis primeros días en la casa de los sueños azules.

El Presidente da por terminada esta primera parte de la entrevista y se despide de Martín Vidal diciéndole: "Se me acaba de ocurrir otra frase que quiero que la escribas para que quede testimoniada para la historia: Juro por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma ni descanso a mi brazo hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos;. ¿Cómo te quedó el ojo, Martín Vidal?"


- Énder Arenas Barrios

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