Devoradora de sus propios hijos




Este comentario va especialmente dirigido a los simpatizantes del oficialismo, muchos de ellos amigos de quien esto escribe: Las revoluciones por lo general, son filicidas, vale decir, se comen a sus propios hijos. También se comen a los demás hombres que no le son ya útiles; los desecha cuando ya no puede sacarles partido. Ello ocurre así porque en las revoluciones tiene que haber un caudillo, un jefe único que no comparta, ni permita primer plano alguno con nadie. Todo el mundo es pasajero, desechable, menos el caudillo mismo, quien al consolidarse en el poder, por lo general, se envalentona, saca las garras de tirano -algunos son grandes cobardes- y sólo se jactan de ser poderosos mientras el Ejército los apoye.

A todos ustedes les va a pasar lo mismo. Recuerden acá en Venezuela a aquellos que Chávez desechó inmisericordemente, luego de sacarles provecho. El caso del general Isaías Baduel es el más patético, puesto que ese personaje fue el que lo trajo de regreso a Miraflores desde la isla de la Orchila, cuando ya los mocos y las lágrimas de tanto llorar se le habían secado. ¿Dónde está ahora el general Baduel? Preso en Ramo Verde. Recuerden también, el caso del señor Miquilena, el padre político de Chávez, a quien engañó hasta decir basta. El general Usón fue otra víctima del populista de Miraflores, lo mismo que el general Guaicaipuro Lameda. Igual suerte corrieron algunos ex diputados que despertaron conciencialmente, enterándose de que el proceso llamado socialismo del siglo XXI, era solo un refrito del viejo comunismo a la cubana. Y ¿Dónde dejar a los comandantes compañeros suyos del golpe del 4 de febrero, Urdaneta y Joel Acosta Chirinos? Y ¿Qué del general Antonio Rivera, gran personalidad como militar? En fin, decenas y decenas de funcionarios, militares, jueces y diputados "desechables", que ahora están en el basurero de la historia.

Chávez no tiene alma ni corazón, mucho menos bondad. Todo lo contrario, es malo, despiadado, cruel y terriblemente egoísta: Lo suyo es él y nadie más que él, de modo que usted, amigo oficialista o simpatizante, correrá inexorablemente igual suerte; vendrán por usted, puesto que el jefe es malagradecido y destructor, un hombre lleno de odio, violencia y resentimientos, un verdadero tirano, pues. De eso se trata.

Aquí no hay amor alguno por el "pueblo", ni mucho menos democracia y respeto a los derechos individuales. La revolución es una devoradora de hombres y viene por usted. Llegó la hora de quitarle el apoyo al oficialismo: ¡¡Que todo el mundo hable el 26 de septiembre!!


Kaled Yorde / Abogado

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