VEN A MI QUE TENGO FLOR




El Presidente Chávez utiliza la frase “ven a mi que tengo flor” en aquellas ocasiones en que habla de alguna expropiación. Evidentemente su intención es utilizar el “ven a mi” como significado de que va a quitarle algo al otro. Como es posible que muchos no conozcan de donde viene el latiguillo van estas líneas para aclararlo y luego especular con ayuda de Freud.

El juego rey de la baraja española es el “mus”. De origen vasco se extendió con rapidez y es pariente de una variante conocida como “truc” que se popularizó en la Valencia española y en toda la región del Levante.

El mus normalmente se juega en dos parejas. Se reparten cuatro cartas a cada jugador y con ellas se hacen las apuestas. Estas son: La grande (apuesta sobre quien tiene la mayor carta), La chica (ídem, pero la menor), Los pares (apuesta al que tiene los mejores pares), El juego (apuesta del que tenga 31 o cerca). Las cartas no se muestran hasta el final de cada mano y solo participa la voz de los jugadores y aquí radica la picardía y lo divertido del juego: se puede ganar con cartas malas pero haciéndole creer a los otros que se tienen cartas buenas.

El “truc”, parecido y de envite y engaño, viajó a tierras americanas y es conocido como “truco”. Se juega en parejas pero solo se utilizan tres cartas por jugador. Uno de los buenos envites es tener las tres cartas del mismo palo y eso se conoce como “flor”, así que al decirle un jugador a su compañero “ven a mi que tengo flor”, le anticipa una buena mano que él quiere manejar.

Sigmond Freud afirmaba que nuestro inconsciente toma decisiones autónomas que le gustan y de esta forma modela nuestro “Yo”. La preferencia de Chávez por la frase del “truco” no es casual. La frase revela el mundo interior del Presidente. Allí, al igual que en el “mus” y el “truco”, la mentira es parte esencial del juego y solo los jugadores con capacidad de engañar tienen éxito.

Chávez trabajó muchos años en la oscuridad del engaño preparando un alzamiento militar, juró defender la Constitución a sabiendas que la cambiaría por una comunista. Todos los días con la cara de palo tapa las metidas de pata de su gobierno y mete preso a quien le da la gana diciendo muy serio que él nada tiene que ver y que eso es asunto de los otros Poderes “independientes”.

Mentir es aceptable en un alegre juego de cartas entre amigos pero se convierte en inmundicia tiñosa cuando el objetivo es mantenerse en el poder de gobierno. Quizás por ello su empeño en cerrar Globovisión. Ese “aunque usted no lo crea” lo muestra tal y como es. Un día dice algo y luego dice lo contrario sin que le de pena.

Prepárese. El partido que se jugará el 26 de Setiembre lo va a perder porque ya le conocemos las cobas. Puede encadenarse todos los días y decirnos que lo malo es culpa de los escuálidos y lo bueno mérito del socialismo. Pero ya no puede mentir más. El tiempo del triunfo de la verdad se acerca.


Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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