Ser pobre es malo




Según el Banco Central de Venezuela, en lo que mayormente se le va el salario a los pobres es en la canasta alimentaria. Por desgracia, el precio de los alimentos saltó 22 por ciento en los primeros cinco meses de este año, lo cual fue debido a que el gobierno populista, con la finalidad de ganar votos, represó irresponsablemente y durante años el precio de muchos productos básicos. Como consecuencia, sobrevino la escasez que obligó finalmente al innombrable a permitir ajustes superiores a 50 por ciento en pollo, arroz y lácteos, amén de la liberación de los precios de la margarina, salsa de tomate y mayonesa, que es lo que se consigue en los mercales.

También influyó la macrodevaluación de la moneda, que le permitió a la arruinada PDVSA cancelar parte de su inmenso mono para así poder sobrevivir y seguir repartiendo, pero que al mismo tiempo elevó en 21 por ciento el precio de los dólares para importar alimentos, que, para colmo, se pudrieron por millones y que Cilia Flores atribuye a un sabotaje de los medios de comunicación.

El otro rubro que se lleva gran parte del salario de los más necesitados es el transporte, el cual aumentó en un 16 por ciento este año. Y son precisamente los pobres quienes viven más lejos y gastan más en movilizarse.

Pero a pesar de ser los marginados los que más sufren en términos de comida escasa y podrida, medicinas vencidas, fallas eléctricas, falta de agua, galopante criminalidad, derrumbe de las misiones y de los sistemas hospitalarios y educativos de la nación, son ellos los que le dan el voto incondicional y masoquista al que te conté.

Sumergid al mediocre, vago o ignorante en la somnolencia embrutecedora del socialismo del siglo XXI y será el más fiel, sumiso y pusilánime, pero feliz, de los imbéciles; a este mismo personaje ponlo a pensar, incentívalo a producir, a superarse, y sentirás el rechazo del incapaz. Que oiga quien tiene oídos.


Ernesto García Mac Gregor / garciamacgregor@gmail.com

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