La apoteosis del regreso




Sucedió hace muchos años, un 6 de agosto de 1813, cuando Bolívar en su caballo blanco, nunca le conocimos otro, entraba en Caracas y la ciudad se postró a sus pies. El hombre en su caballito que se encabritaba, recibía rosas, claveles y pompones. Las muchachas en los balcones suspiraban, algunas con escotes pronunciados dejaban ver el inicio de senos protuberantes, que esperaban ansiosos el descubrimiento del silicone.

Allí estaba el Libertador, con título refrendado, ahora por Caracas, mirando de reojo a una morena clara buenísima, que se lo comía con los ojos, Pepita Machado, quizás sus fuertes muslos fue el último recuerdo agradable que se llevó a la tumba después de aquel consabido: "Si mi muerte contribuye...".

Este apoteósico recibimiento era más que justificado, incluso que la morenaza le tirara una guirnalda de laureles y este le diera en la cabeza al Libertador, lo que le hizo encender más las ganas que desde aquel momento le producía la Pepita, Bolívar había liberado todo el occidente de españoles y pitiespañoles.

Ahora bien, según el dirigente Saúl Ortega, Chávez regresa al país y le espera una bienvenida apoteósica. Y uno tiene que decir: ¿Y por qué?, está bien que él esté convaleciente de la operación de un absceso, pero fuera de eso, ¿de qué victoria hace alarde?, ¿a cuántos imperios ha derrotado?, ¿qué batallas ha ganado y sobre todo, ¿qué problemas ha resuelto?

No me vengan a quitar el béisbol, y a mi mamá no le vayan a interrumpir las novelas que es el único entretenimiento que ella tiene.

No, señor, déjenlo descansar, no le vayan a contar lo del Rodeo II y mucho menos lo del Rodeo I, no le digan que la gente quiere ir a Miraflores, y por amor a Dios, no le vayan a contar la sesión de la AN del martes, porque le puede dar un ataque de cólera y se nos vaya otra vez a Cuba, y esta vez sí que no vuelve más.

No señor, que venga directo para la camita y que no se esté levantando para ir a la nevera a rasguñar el dulcito de lechosa con manjar blanco. No, entienda que usted está convaleciendo. Usted ha sido víctima de un ataque artero y cruel de una bacteria gringa e imperialista, quédese tranquilo y deje que Jaua y compañía hagan el trabajo por usted, por ahora, total no es mucho lo que se hace desde allí y lo que se hace, se hace mal.




Énder Arenas B. / Sociólogo

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