El señor de la AN


Iba a escribir un artículo con el título del "Reculeo" pero me pareció inelegante pues se podía prestar a una malsana interpretación, más en un país donde todo el mundo ha sido objeto de alguna violación y en más de las veces con sevicia continuada.

Después pensé en llamarlo "El recule", pero a pesar de todo me dio pena con la ex diputada Queipo y otros no tan Queipo que quedaron una vez más como los más rolitrancos pendejos (con g) de esta comarca. Pensé también el "reculazo", pero era tan inelegante como el primero, pero con reminiscencias opuestas.
Pero todo eso cambió cuando vi por televisión la instalación de la nueva AN.

Juro que cuando vi al señor presidente de la AN, me dije para mis adentros: "Ahora sí es verdad que nos fregamos", ya no era la señora Flores con sus balbuceos haciéndose pasar por presidenta de una entidad indispensable y fundamental para cualquier país que se respete, y que efectivamente la señora Flores y sus correligionarios la convirtieron en una nada sin brillo y sobre todo sin buena historia.

Pero lo del señor Soto Rojas sí es verdad que es para coger palco, no por su presencia física con aquel saco que le daba un aspecto parecido a las hallacas que hace mi mamá, probablemente las peores del mundo ni tampoco, por ese tono aguardentoso de su voz. Total, este es un país de echarse palos desde muy temprano y por cualquier motivo, pero caramba, fue su discurso mal leído, como si tuviera una papa caliente en la boca, nada se le entendía por más que hiciera un esfuerzo para explicarnos que las condiciones del país eran similares a la Europa del siglo XIX y que había que enterrar el capitalismo y hasta nos propuso un programa para la AN para los próximos cinco años: Tema 1. El Estado, 2. La transición al socialismo, 3. La organización del pueblo, y 4. El socialismo.

Yo creo que el señor Soto Rojas fue objeto de un conjuro de un brujo de la Siberia rusa. En verdad él es ruso de nacimiento, pero fue dormido por dicho conjuro en los primeros meses de 1917, justo cuando los bolcheviques peleaban en el Parlamento ruso (la Duma) con los mencheviques.

Muchos años después nadie sabe cómo, ni cuándo, ni por qué, fue besado por una princesa bolivariana y despertó en Venezuela. Y esto es lo que explica el por qué  este señor se tiró una hora para leernos el programa del partido bolchevique ruso de 1917.


Énder Arenas Barrios / Sociólogo

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