Hace 53 años cayó el último dictador de Venezuela y nació la democracia
Mientras en una parte del mundo se daba el auge del comunismo y el socialismo, en Venezuela se fraguaba en la clandestinidad algo que marcaría un antes y un después en los anales del país. Hace 53 años, un 23 de enero como hoy pero de 1958, las fuerzas vivas de la nación se unieron con un solo objetivo: proclamar la democracia tras tumbar al General Marcos Pérez Jiménez, el último dictador que tendría Miraflores.
El ejército, los sectores políticos, la Iglesia Católica, los empresarios, los medios de comunicación, estudiantes y grupos populares decidieron juntarse y acabar de una vez por todas con el régimen opresor, autocrático y hegemónico que gobernaba al país desde 1952. Aquella mañana del 23 no fue igual a la de otra jornada, el pueblo dejaría ver por qué se le llama Bravo y con el Himno Nacional como fondo de lucha, celebraría el advenimiento de la libertad.
La documentación resguardada en la Biblioteca Pública del Zulia reseña que la construcción de grandes obras suntuarias, el derroche del dinero del Estado y la represión contra las libertades cívicas fueron los factores que condujeron al Gobierno a la quiebra fiscal y descontento generalizado entre los habitantes de Venezuela.
La rebelión contra el “General”
Como nunca antes se había visto, hubo consenso en todos los sectores del país para derrocar a Pérez Jiménez.
Como nunca antes se había visto, hubo consenso en todos los sectores del país para derrocar a Pérez Jiménez.
“La recia actitud del Monseñor Rafael Arias Blanco, quien condenó la dictadura en su misa del 1 de mayo de 1957 –un año antes del Golpe- fue seguida por numerosos clérigos alrededor del país, que desde los púlpitos o en la vigilia de la conspiración, trabajaban para un tiempo democrático. Las presiones y amenazas del régimen no intimidaron al clero. El padre Rafael María Álvarez redacta por su cuenta y riesgo el último volante contra Pérez Jiménez y lo firma en nombre de la Junta Patriótica”, escribió la prensa hace 13 años.
Esa misma prensa que desde Caracas y otros lugares del interior cumplió una magistral labor de resistencia que acentuó su importancia en las horas finales de la dictadura. En el impreso Tribuna Popular se imprimían los volantes de la Junta Patriótica. El 2 de enero los periódicos decidieron dejar de circular como protesta contra el totalitarismo.
La Junta Patriótica fue donde se ideó la insurrección desde junio de 1957. En ese tiempo tres jóvenes de la Unión Republicana Democrática (URD), José Vicente Rangel, Amílcar Gómez y Fabricio Ojeda, planearon en reuniones secretas una nueva forma de gobierno para Venezuela. Las conclusiones de los encuentros se dirigían a la adquisición de tres importantes reivindicaciones: amnistía para los presos políticos encarcelados en El Dorado, elecciones libres y un gobierno democrático.
El sector empresarial –que giraba en torno a Fedecámaras- liderado por don Eugenio Mendoza, comenzó a condenar abiertamente la dictadura desde finales de 1957.
El resultante de los sindicatos que crearon Acción Democrática, el Partido Comunista y Copei en la década del 40’, también rechazó al régimen y terminó por coprotagonizar el estallido popular, principalmente en Zulia.
El Ejército participó en varias ocasiones: desde el Comité Cívico Militar, en el frustrado alzamiento del 1 de enero que guió Martín Parada y en los pronunciamientos iniciales de ese mes que representó el tramo final desde el día 21. Wolfang Larrazábal, máximo oficial de la Armada, pasó a presidir la Junta de Gobierno por ser el de mayor jerarquía de los complotados.
Los grandes empresarios, después los comerciantes e industriales, luego los ingenieros y abogados, médicos, farmacéuticos y dueños de medios, se pronunciaron contra Pérez Jiménez.
Los estudiantes –universitarios y liceístas- también tuvieron un rol destacable en el Golpe, pues provocaron el alzamiento popular al colocar barricadas en las calles y agitar los barrios.
Día democracia
El diario Panorama relató en una edición de 1996 que el 23 de enero la Junta Patriótica salió de sus madrigueras y la colectividad se congregó en el silencio de una huelga general que encarnó el descontento popular. Los militares tomaron el poder por asalto en un férreo ataque por los cuatro puntos cardinales de Venezuela, luego de que el caos reinara en el país y obligara a Pérez Jiménez a huir junto a su familia y leales servidores a Santo Domingo, a bordo de su avión “Vaca Sagrada”.
El diario Panorama relató en una edición de 1996 que el 23 de enero la Junta Patriótica salió de sus madrigueras y la colectividad se congregó en el silencio de una huelga general que encarnó el descontento popular. Los militares tomaron el poder por asalto en un férreo ataque por los cuatro puntos cardinales de Venezuela, luego de que el caos reinara en el país y obligara a Pérez Jiménez a huir junto a su familia y leales servidores a Santo Domingo, a bordo de su avión “Vaca Sagrada”.
Esa mañana del 23 fue la jornada más gloriosa para el venezolano, el Himno se entonaba en cada hogar, la bandera flameaba más fuerte que nunca y en el aire se olía la libertad.
Pacto político
Luego del derrocamiento de Pérez Jiménez quedó sembrado el miedo, entre la población, de la posibilidad de que llegase una nueva dictadura. Para prevenir eso el Pacto de Punto Fijo funcionó como mecanismo que aseguró y permitió la estabilización del sistema político venezolano por espacio de cuarenta años.
Luego del derrocamiento de Pérez Jiménez quedó sembrado el miedo, entre la población, de la posibilidad de que llegase una nueva dictadura. Para prevenir eso el Pacto de Punto Fijo funcionó como mecanismo que aseguró y permitió la estabilización del sistema político venezolano por espacio de cuarenta años.
Según plantea la web Venezuela Tuya, la Junta de Gobierno presidida por Wolfang Larrazábal tuvo que enfrentar dos intentos fallidos de Golpe de Estado. El primero llevado a cabo por Jesús María Castro León (Ministro de Defensa de la Junta de Gobierno), el 23 de julio de 1958. El segundo, liderado por los oficiales José Ely Mendoza y Juan de Dios Moncada Vidal, el 7 de septiembre de 1958; el cual buscaba impedir la realización de las elecciones a fines de ese año.
Ante tales circunstancias, Rómulo Betancourt propuso el Pacto de Punto Fijo, que era sino la prolongación de conversaciones realizadas en Nueva York, entre él, Caldera y Villalba, durante su exilio; con el fin de garantizar el compromiso de que gobernaran los partidos AD, COPEI y URD a los que pertenecían cada uno, respectivamente.
El 31 de octubre de 1958, se firmó en la Quinta “Punto Fijo”, propiedad de Rafael Caldera, el acuerdo entre AD, COPEI y URD, siendo excluido el PCV (Partido Comunista Venezolano). Los signatarios del Pacto de Punto Fijo se comprometían a actuar conjunta y solidariamente en torno a tres aspectos:1.Defensa de la constitucionalidad y del derecho a gobernar conforme al resultado electoral: se explica allí que, cualquiera que fuese el partido que ganase las elecciones, los otros dos se opondrían al uso de la fuerza para cambiar el resultado.
2.Gobierno de unidad nacional: se formaría un gobierno de coalición y ninguno de los tres partidos tendría la hegemonía en el gabinete ejecutivo.
3.Los tres partidos se comprometían a presentar ante el electorado un programa mínimo común.
El respeto al Pacto de Punto Fijo, por parte de los firmantes, permitió que se ejecutaran las elecciones del 7 de diciembre de 1958, donde resultó electo Presidente de la República, Rómulo Betancourt. Sin embargo, a fines de 1960 URD abandonó la coalición de gobierno, lo que posteriormente daría paso al Bipartidismo AD-COPEI, que caracterizó al sistema de partidos venezolano hasta 1993.
Ocho historias tras la dictadura
Luego del derrocamiento de Pérez Jiménez, ocho presidentes han pasado por Miraflores en 53 años. Distintos partidos han gobernado a la nación, son ocho historias que han trazado el rumbo de Venezuela.
- Entrevista a Pérez Jiménez
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