Ahora Globovisión es de todos por Laureano Márquez


La verdad, que como sospechamos algunos humoristas, esta vaina tiene que ser un plan de la CIA para volvernos locos a todos, liderado por la doble agente triangulada encubierta (Estoy esperando, porque en cualquier momento whiskyley lo revela). Y cuando digo a todos, me refiero a oficialistas y opositores. Categorías, por cierto, que ya sirven poco, porque dentro del oficialismo hay un número creciente de adversos al siempre susobicho y dentro de los opositores un número creciente de partidarios del gobierno cuyas fortunas se han visto multiplicadas de una manera tan espectacular, que en tres vidas de trabajo intenso no habrían podido lograrlo.

Y es que en Venezuela se jodieron las categorías kantianas, la escuela de filosofía tendría que trabajar en un nuevo paradigma en el cual no ya “el entendimiento constituye su objeto”, sino “este sujeto constituye su objeto, mientras el entendimiento se hace el pendejo en función del cogi to lo que puedas”. En Venezuela, los sentidos hacen juicios analíticos y no a priori y el entendimiento no entiende. Si no, por ejemplo, como podría comprenderse que le suministremos combustible a quien está a punto de destruirnos, o visto del otro lado, que alguien financie a su principal enemigo. A mí no me jodan: esta gente se entiende, esto solo se explica por una alianza real entre destructor y destruido, que vienen siendo uno y lo mismo, si apelamos al realismo griego -del que, en mala hora, salimos- que afirma que la realidad es como es y que hay que dejarse de ”guebonadas”.

Dicho esto, entremos en materia: Ahora el gobierno es accionista de Globovisión. Es decir, que ahora cada vez que alguna agrupación de violentos intente destruir el canal de noticias estará destruyendo un bien público y atentando en contra del gobierno, sin que sea atenuante que lo hagan bajo el influjo de ron o cualquier otra bebida espirituosa.  Ahora,  cada vez que no permitan la entrada de los reporteros de Globo a un evento oficial del Jefe del Estado, el funcionario que lo impida, es como si no permitiera la entrada del Canal 8, igualito. Por ejemplo, a partir de ahora, cualquier fiscalización arbitraria y malintencionada que se practique en contra del canal 33, cualquier robo de equipos, el funcionario responsable, debe saber que ya no está jalando, sino perjudicando a su propio gobierno y que ello puede traerle problemas. Que todo juez o jueza que decida en contra de Globovisión se atiene a ser tratado como la jueza Afiuni, ejemplo de lo que le ocurre a un juez que se atreva a tener criterio propio.

En otras palabras, quien perjudica a Globovisión perjudica al gobierno, pero es curioso, porque este gobierno es extraordinariamente eficiente a la hora de perjudicar a sus propios intereses y de destruir lo que debe defender. Entonces, preocupa que Globovisión sea destruida por su propio dueño. Cosa que ahora me inquieta más porque al ser del Estado, es mía también, como el canal 8. Dios, que enredo, ahora que Globovisión me pertenece más, siento que me pertenece menos (… es un plan).

Pero, lo peor de todo,  es que uno sigue viendo en la pantalla de Globovisión severa crítica a la gestión oficial, por parte de Leopoldo Castillo, que  trabaja ahora para el gobierno. Se acabó el argumento opositor  de que en el canal del gobierno no entran los disidentes, porque ahora tenemos un canal del gobierno completamente disidente. Un canal del gobierno que habla mal del gobierno.

Dígame usted, amigo chavista, que debe estar tan desconcertado como el amigo opositor,  si esta vaina no es un plan para volverlo loco a uno. ¿Ustedes de verdad no creen que nosotros, todos nosotros, opositores y oficialistas deberíamos ponernos de acuerdo antes de que sea demasiado tarde y estos carajos nos desquicien, para construir el país que ambos grupos merecemos en democracia, paz y tolerancia? Aprovechemos esta Navidad de tragedias superpuestas para pensar en ello, el 2012 está a la vuelta de la esquina.

Escrito por Laureano Márquez para Tal Cual

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