Diez negritos



Uno de los libros más vendidos de todos los tiempos es la novela de Agatha Christie “Diez Negritos”. Como casi todas las de esa autora se trata de una novela de misterio donde suceden crímenes y nadie sabe quién es el matarife. Un tal Owen invita a su isla privada a diez personas. Por un megáfono acusa a cada uno de haber ayudado a asesinar a alguien.

En una mesa hay diez figuritas de negritos junto a una canción que narra como, uno a uno, van muriendo. Así irá pasando. Los huéspedes van siendo asesinados y los que quedan sospechan unos de los otros sobre quién es el asesino.
Cada vez que uno muere también desaparece una de las figuritas.

No le vamos a chalequear el cuento a Agatha así que no diremos como termina pero se parece al acontecer nacional. Los asesinatos de personas (y aquí no es novela) son inmensos. Los asesinatos de los artículos de la Constitución son cotidianos. Los asesinatos a puestos de empleo van con el morir de las empresas y hasta los inocentes eléctricos megavatios han sido asesinados. Venezuela es un campo de progresivo deterioro cuyo final no puede ser otro que el desplome de este gobierno de irresponsables chiflados envenenados por en el único interés de quedarse en el poder.

Qué hacer luego de que esto termine?. Gracias a Dios no hay mucho que pensar.
En primer lugar hay que construir un País decente. Estamos hartos de corrupción, de negocios turbios, de sobornos, de oscuridad en el manejo público y privado, de oír mentiras, de las triquiñuelas por todas partes, del poco orden y limpieza, y de muchas cosas parecidas.

Esto requiere la realización de un plan muy fuerte de enseñanza, a toda la población, sobre el asunto de la honestidad. Una campaña Nacional que nos aclare que no se trata de solo de no quitar dinero, sino también tiempo, faltar a compromisos, tirar basura desde el carro y nos de los muchos ejemplos que tiene este monstruo de diez mil cabezas. Venezuela tiene que construir una plataforma sobre la cual crecer haciéndose creíble interna y externamente.

Esa es la honestidad individual y colectiva y no hay forma de decretarla. Se tiene que aprender y aplicarla. Y no nos sintamos ofendidos por que alguien nos envíe a la escuela a tomar clases de honestidad.

Nunca dejaremos de aprender sobre ese tema fundamental para el desarrollo.
En segundo lugar tenemos que asumir un sistema sensato de progreso. Un sistema de Norte claro y permanente que nos lleve poco a poco, a largo plazo, a un nivel de vida muy alto que incluya no solo el bienestar económico sino también ríos de cultura. Y, en tercer lugar, un período de transición para mejorar rápidamente lo que podamos. Carreteras, hospitales, seguridad etc.

Conquistar la Asamblea Nacional y luego elegir al mejor y más preparado Presidente, son los dos primeros pasos que tenemos que dar. Hay una Venezuela buena y trasparente que nos espera y una Venezuela de trabajo divertido y sabroso que vamos a disfrutar. Vamos a buscarla. Nos la merecemos.


montoroe@yahoo.es

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