De Castro a Castro




Mi papá tenía un radio a tubos. Era “transoceánico”, tenía “onda corta” y con él escuchábamos desde la madrugada emisoras de muchas partes. Pero sobre todo, escuchábamos a los cubanos. En él mi abuela se hizo adicta a El Derecho de Nacer y mi padre de La Cabalgata Deportiva Gillette, que transmitía el béisbol de Grandes Ligas en la voz de Buck Cannel.

En ese radio escuché las dramatizaciones de los juicios sumarios contra los que el recién inaugurado régimen señaló como contrarrevolucionarios y su posterior fusilamiento.

Han pasado los años, 52 para ser exactos, y los Castro siguen jodiendo gente sin que se les arrugue un ojo.

Pero hoy, estoy leyendo en la prensa que más de siete mil intelectuales entre los cuales se cuentan muchos que antes admiraban a los Castro han decidido reclamarle que ya está bueno de dejar que la gente muera de hambre por reclamar derechos que le han sido arrebatados.

Hasta Pablo Milanés esta vez dejó escuchar su voz para decir que no se puede seguir impidiendo que la gente manifieste lo que piensa.

Buenísimo, saber que hoy los Castro no cuentan más con partidarios intelectuales serios ni en Latinoamérica ni en el mundo. Y, que bueno es que ya nadie dice que Fidel, ni Raúl, es un dictador, pero un dictador “bueno”

Hoy la historia dejó de ser la amiga de ambos hermanos.

Pero digamos con propiedad que no han sido los únicos a los que la historia les perdió estima, por allí anda un tal Lula, el hijo de Brasil, y, tampoco serán los últimos, por allí también anda el nieto de una señora que se llamó Rosa Inés. De lo que sí estamos seguros es de que un día no tan lejos va a amanecer y los inefables hermanos Castro ya no estarán más y todos entonaremos ¡Aleluya! por librarnos de semejantes lacras. Pues, ellos también tendrán la oportunidad de morirse.

Así que ahora añoro el viejo radio a tubos de mi padre, me gustaría que de Cuba volviera a oírse el son que tantas veces le escuché al viejo.

“Mamá yo quiero saber/ de dónde son los cantantes/ que los encuentro galantes/ y los quiero conocer/ con sus trovas fascinantes/ que me las quiero aprender/ ¿De dónde serán? ¡Ay mamá!/ ¿Serán de La Habana?/ ¿Serán de Santiago,/ tierra soberana? Son de la loma/ y cantan en llano/ ya verá/ lo verá/. Mamá ellos son de la loma/ mamá, ellos cantan en llano /mamá ellos son de la loma/ mira mamá ellos cantan en llano/ mamá ellos son de la loma”.


Énder Arenas Barrios /Sociólogo /enderarenas@hotmail.com

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