Peligro de expolio
El tema del oro ha estado presente en toda nuestra historia desde los mismos días de la conquista. Ello se comprueba al estudiar el mito del oro, la leyenda del Dorado o la búsqueda de la Casa del Sol por Hernán Pérez de Quesada. El primer gran descubrimiento sobre minas de oro en Venezuela se produjo en 1853 en las márgenes del río Yurauri. El Callao por el oro, Carúpano por el cacao y Maracaibo por ser el principal puerto de exportación del café, eran en el siglo XIX las referencias de la riqueza de Venezuela.
La decisión personal de Chávez, de traerse las reservas de oro de Venezuela, depositadas en el exterior, trae el tema aurífero a la consideración de los venezolanos. La repatriación de 16 mil 908 lingotes de oro a las bóvedas del Banco Central de Venezuela, deja al país, para comenzar, sin credibilidad financiera internacional. Peligra a futuro inmediato la cobertura metálica de la moneda venezolana. El traslado de las reservas en dólares a Rusia, China y Brasil, deja en manos de nuestros principales acreedores el capital fundamental de Venezuela. Y la súbita riqueza de los personeros del régimen llamaría a desconfiar del cuidado de la reserva en oro.
Se trata de una medida que pretende justificarse en la crisis económica planetaria, pero que sólo en el mundo hace el Gobierno venezolano, lo que pone en duda su acierto. Se acompaña de un decreto de reserva oficial de exploración y explotación del oro, presentándolo como una medida nacionalista original, cuando el 15 de febrero de 1977 se emitió con anterioridad el mismo decreto.
El antecedente del 14 de septiembre de 1936, cuando las reservas de oro de España fueron trasladadas a Rusia por el gobierno izquierdista español, ante la posibilidad de su derrocamiento, con la victoria de Franco, nos hace pensar que algo presagia el chavismo en el 2012. Si en el siglo XX Stalin en Moscú al recibir el oro español, saltó de contento, reserva que nunca le fue devuelta a España, no es de extrañar que Fidel Castro antes de morir celebre el traslado del oro venezolano a La Habana. Si se concreta esto, a Merente y Giordani les espera en la historia un puesto como al ministro de Hacienda de entonces, Juan Negrín, responsable del expolio que con cálculo e iniquidad se le hizo a España. Dios salve a Venezuela.
La decisión personal de Chávez, de traerse las reservas de oro de Venezuela, depositadas en el exterior, trae el tema aurífero a la consideración de los venezolanos. La repatriación de 16 mil 908 lingotes de oro a las bóvedas del Banco Central de Venezuela, deja al país, para comenzar, sin credibilidad financiera internacional. Peligra a futuro inmediato la cobertura metálica de la moneda venezolana. El traslado de las reservas en dólares a Rusia, China y Brasil, deja en manos de nuestros principales acreedores el capital fundamental de Venezuela. Y la súbita riqueza de los personeros del régimen llamaría a desconfiar del cuidado de la reserva en oro.
Se trata de una medida que pretende justificarse en la crisis económica planetaria, pero que sólo en el mundo hace el Gobierno venezolano, lo que pone en duda su acierto. Se acompaña de un decreto de reserva oficial de exploración y explotación del oro, presentándolo como una medida nacionalista original, cuando el 15 de febrero de 1977 se emitió con anterioridad el mismo decreto.
El antecedente del 14 de septiembre de 1936, cuando las reservas de oro de España fueron trasladadas a Rusia por el gobierno izquierdista español, ante la posibilidad de su derrocamiento, con la victoria de Franco, nos hace pensar que algo presagia el chavismo en el 2012. Si en el siglo XX Stalin en Moscú al recibir el oro español, saltó de contento, reserva que nunca le fue devuelta a España, no es de extrañar que Fidel Castro antes de morir celebre el traslado del oro venezolano a La Habana. Si se concreta esto, a Merente y Giordani les espera en la historia un puesto como al ministro de Hacienda de entonces, Juan Negrín, responsable del expolio que con cálculo e iniquidad se le hizo a España. Dios salve a Venezuela.
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