Despierta pueblo adormecido





Ernesto García Mac Gregor /garciamacgregor@gmail.com

Con el madrugonazo de las 26 leyes decretadas exactamente un día antes que expirara la Habilitante, se busca imponer la reforma socialista que fue rechazada el 2-D por la mayoría de la población venezolana y cuyos cómputos definitivos, descaradamente, aún no han sido dados a conocer por el Gobierno perdedor. A pesar de que la Constitución estipula que "ninguna materia que haya sido tratada en una propuesta de referendo puede ser vuelta a tratar", estos sinvergüenzas se basan en las nuevas leyes y en decenas de subterfugios para intentar imponer su comunismo del siglo XXI.

Por ejemplo, la rehusada distribución geográfica (vicepresidencias) ha sido camuflada con la "misión 13 de abril" (2008), "con ella se fijarán los valores socialistas sobre el territorio comunal, para ir conformando las comunas socialistas". Las Fuerzas Armadas (y ahora la milicia popular) ya son el brazo armado de la "revolución" que no responde a los intereses de los venezolanos, sino a un partido político cuyo patético lema es patria, socialismo o muerte (los demás son unos cobardes y burros). La "socialización" de la banca, CANTV, Sidor, Energía Eléctrica, lácteos, cemento, etcétera, el acoso a la Polar, sin mencionar la enmienda para el año 2009 sobre la reelección presidencial indefinida, son muestras inequívocas de la imposición del socialismo a juro.

Con los inhabilitados, la moral de los chavistas ha quedado expuesta ante el mundo. Leguleyos, que mediante ambages, retruécanos, cantinfladas o silogismos como los de Cilia Flores (que nadie entendió), anteponen los intereses personales de su caudillo, al bienestar de la ciudadanía. ¿Qué puede esperarse de los componentes de un TSJ, quienes el día de su instalación corearon al unísono "Chávez, no se va"?

Cuando el proyecto se complete, todo, absolutamente todo, incluyendo la voluntad del hombre, será propiedad del Estado comunista, bajo la dirección, no del poder popular como se pregona, sino de un caudillo totalitario. Una cosa es ser chavista ingenuo y creer en el sueño utópico y populista de un programa de gobierno, y otra cosa es no querer ver el comunismo que nos intentan imponer. Estamos jugándonos el todo por el todo. Haber sido comunista fue un error, seguirlo siendo, es una estupidez. Que oiga quien tiene oídos...

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