HUNDAN AL BISMARCK
En 1941, durante la segunda guerra mundial, los alemanes construyeron un buque acorazado al que bautizaron “Bismarck”, en honor a un Canciller Prusiano que ayudó a sentar las bases del Estado Alemán. El acorazado era el mayor, mejor y más rápido de su época. Llevaba casi dos mil hombres en tripulación, podía navegar a 35 nudos (la mayoría lo hacía a 20) y su desplazamiento era de 50 mil toneladas cuando los grandes eran de 30. Un superbarco para la guerra y el mismo Hitler hizo presencia el día de su lanzamiento al agua. El buque era un reto de poder para la Armada Inglesa y empezó bien sus tareas hundiendo al acorazado inglés “Hood” y dejando maltrechos a otros. La destrucción del Hood indignó a los ingleses y se inició, por propuesta del propio Winston Churchill, la misión de hundir al Bismarck. Decenas de barcos fueron tras el gran acorazado, que pretendía llegar a la costa francesa, ya dominada por los nazis, para hacerle algunas reparaciones. Por casualidad