Mentiras, mentiras, mentiras


- Ernesto García Mac Gregor - - 04/11/2008 00:01 04

¿Será posible que este megalómano Gobierno piense, aún en lo más recóndito de su esencia, que el insignificante parapeto de basura ideológica llamado socialismo del siglo XXI tenga algo que ver con la crisis financiera mundial? El mismo Chávez anunció el fin del capitalismo y el resurgimiento de su versión del comunismo. Es decir, todos los países socialistas que dejaron de serlo, estaban equivocados y ahora tienen que resurgir bajo la mano guiadora del chavismo. Un país insignificante como el nuestro, sentará las pautas de la economía global.

¡Por favor!

Chávez ha exclamado que la crisis no afectará a Venezuela y que "ojalá el petróleo llegue a siete dólares como lo conseguí cuando comencé el socialismo, para que vean que no pasa nada". Eso no se lo creen ni siquiera las focas amaestradas que lo adulan continuamente con humillante servilismo. Lo cierto es que el bajón en los precios actuales ya hace tambalear la repartidera proselitista de las misiones y sus anexos. Ese eminente descenso brutal del gasto social augura un precio político altísimo a pagar. Y recuerden que la caridad no asegura fidelidad perruna. En cuanto se acabe el reparto se acabará el fanatismo chavista. Es lo que pasa cuando se interpreta la sensibilidad social como la distribución de la riqueza exclusivamente en base a las necesidades humanas sin discriminación alguna y sobre todo, sin esperar ningún retorno de la inversión.

Cada día que pasa se confirma la ineficacia, inoperancia y cinismo de este Gobierno. Con el último gran apagón, que a similitud de los anteriores ha provocado daños inconmensurables al país Chávez, quien le saca filo hasta a una bola de billar, aprovechó la mala circunstancia para convertirla en una hazaña del chavismo. "En quince minutos se detectó la falla", celebró orgulloso el Presidente. De ñapa, puso presos a tres ingenieros responsables del "acto de sabotaje".

Y en el Zulia, la cómica mayor. Bazucas, cañones, complots, la CIA, tres jóvenes espías, magnicidio. Todo, supuestamente liderado por el gobernador Manuel Rosales, latifundista, magnate, eje de una central terrorista centroamericana, pitiyanqui, propietario de mansiones en el imperio. ¿Habrase visto semejante estupidez? Y las focas locales aplaudiendo. Que oiga quien tiene oídos...

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