Yo no soy Chávez



Yo no soy Chávez, porque de haberlo sido le hubiese hecho caso a Lula, las veces que le ha recomendado  pensar en la posibilidad de ir buscando un sucesor, ya que según sus reflexiones,  la democracia y la alternancia de poder,  es una conquista de la humanidad, y por eso hay que mantenerla.  Además porque de paso jamás me hubiese ido a curar el cáncer en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), teniendo en tierra firme y al otro lado del país, toda la tecnología y el conocimiento científico más avanzado del planeta, en materia de enfermedades cancerígenas, en  el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo.

Claro que yo no soy Chávez,  porque si a mi la vida misma, me hubiese dado la sapiensa y la suerte,  de haber salido electo tantas veces de Presidente, siempre hubiese tenido presente aquella máxima de Aristóteles,  cuando señalaba que  todo gobierno muere por la exageración de sus principios;  lo que por supuesto jamás de los jamases, tampoco se me hubiese ocurrido andar pregonando hasta en la sopa, el triste, celebre y angustiante   grito de guerra: ¡Patria Socialismo o Muerte!  Sobre todo, después de haber sido derrotado, en aquella propuesta de reforma constitucional, donde el pueblo mayoritariamente, había rechazado la idea de un socialismo a la cubana.

No sólo en Venezuela,  a mis vecinos  le gustaría ser Chávez, también a cualquier Presidente del continente, le hubiese gustado tener el papel protagónico que ha tenido el arañero de Barinas, en la creación de organismos multilaterales como el ALBA, CELAC y PETROCARIBE;  pero si yo fuese Chávez, por supuesto que estas iniciativas integradoras  no sólo las impulsaría para la reafirmación de mi liderazgo regional, sino que colocaría el esfuerzo principal,  en trasformar nuestra economía de puerto, acabando para siempre con la descomunal  importación de bienes y servicios, a costa del acorralamiento y persecución del empresariado nacional y el fortalecimiento de los empresarios y monopolios de la gran burguesía de esos países.

Yo se que la mayoría de los venezolanos,  el 7 de octubre, votaron a favor del comandante, y se también que hoy muchos de ellos andan diciendo  “Yo soy Chávez”,  pero si de verdad yo fuese Chávez,  así como tuvo tiempo para reflexionar y decidir hacerle la vida de cuadrito a Diosdado, quien a pesar de su alzada el 4 de febrero,  no lo nombró su sucesor;  así mismo, ha debido apartarle un poquito más de su preciado tiempo,  al tema de los presos y exiliados  políticos;  de tal forma que estas navidades quedaran marcadas,  no sólo por el resultado de las elecciones del 16D, sino también por la indulgencia y la magnanimidad demostrada, por tal acto de conciliación y perdón.

En definitivas, yo no soy Chávez;  y a decir verdad,  dada su situación actual,  nadie quisiera estar en sus talones,  pero sin necesidad de incurrir en beaterías insulsas, todos los días le pido al Dios del hombre y a la mismísima providencia,  que supere este trance que mantiene en vilo a sus seres queridos,  a una parte del  país que lo apoya  y a la otra que lo rechaza.  Vamos Pre
sidente, yo no soy Chávez, pero aquí estoy como un venezolano más  deseando su pronto regreso, para seguir reconociéndole sus aciertos y criticándole sus desaciertos,  que según mis convicciones son más,  y mis razones para que equivocado o no,  estar del lado de los más de  seis millones que no votamos por usted, pero que igual deseamos verlo de nuevo en su puesto de combate por la vida, sus quereres y sus creencias.






Yo no soy Chávez
Por Douglas Zabala

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