Aquí manda el hampa por Leocenis Garcia
Caracas, 03 de junio de 2012. El
periodista venezolano, Leocenis García, asegura en su columna “Leocenis
Habla Claro”, publicada este domingo en el semanario 6to Poder, que
“la gente teme más al hampón que a las bravuconerías del régimen,
usted en la calle puede ver que un ciudadano común es capaz de mearle la
cara a un uniformado, pero jamás a un hampón” por los altos índices de inseguridad registrados en nuestro país. García expone además que ”el
hampa en Venezuela ha cobrado fuerza desmedida, y lo que es peor, ha
terminado significando una alternativa para muchos jóvenes de barrio
repelidos por un mercado de trabajo que ya emitía signos de
estancamiento”, añade que “lo peor es que el gobierno
no puede combatirle porque este es un Estado donde los ladrones
figuran, en algunos casos, como ministros”. Si desea conocer el texto completo y las razones del rechazo del periodista, lea a continuación:
Es casi seguro que este artículo sea leído con el mismo estupor que se siente cuando se oyen los desatinos de un loco. Creo que la situación venezolana sólo tiene una salida: la firma de un nuevo pacto de Punto Fijo. No hay otra alternativa, no se columbra otro desenlace a largo plazo, sin duda. A la larga, el “Punto Fijo” irá apareciendo como única solución, así hoy los actores de nuestro drama político lo vean como una monstruosidad y juren matarse a pellizcos. Entre paréntesis, mucho del odio que hoy destilan Gobierno y oposición es ficticio, cuestión de utilería de teatro.Y lo digo porque aquí podemos terminar muy mal. El drama de lo que vivimos, es que, ni el gobierno es gobierno, ni la oposición la tiene fácil para enfrentar el desastre que Hugo Chávez ha creado. Quizás para algunos cínicos de la política sea atrevido el titulo que tomé para este trabajo, pero es así: Aquí manda el hampa. La gente teme más al hampón que a las bravuconerías del régimen, usted en la calle puede ver que un ciudadano común es capaz de mearle la cara a un uniformado, pero jamás a un hampón. Un policía podrá decir “alto”, y en este país tan complejo que tenemos usted verá al destinatario de la orden envalentonado y devolviendo insultos a la autoridad, pero jamás lo verá reaccionar ante el “quito” de un malandro.El hampa en Venezuela ha cobrado fuerza desmedida, y lo que es peor, ha terminado significando una alternativa para muchos jóvenes de barrio repelidos por un mercado de trabajo que ya emitía signos de estancamiento, pero que ahora es una realidad desastrosa. El hampa (si no, vean los últimos sucesos en La Planta) ofrece resistencia y se convierte en émulo del ejército y de los componentes de la Fuerza Armada.El enemigo del gobierno no somos los medios ni la oposición. El verdadero enemigo es quien lo ha suplantado como gobierno: el hampa. El gobierno hacía “boxeo de sombras” peleando con conspiradores que nos son capaces de robarse ni una compota menos armar un golpe de Estado; ahora tiene en el ring a su verdadero enemigo, el hampa, que gobierna y tiene más influencia que cualquier partido sobre la nación.Lo peor es que el gobierno no puede combatirle porque este es un Estado donde los ladrones figuran, en algunos casos, como ministros. Cuando menos, el 80% de los dignatarios más encumbrados son cacos sin prontuario criminal. El Estado venezolano no tiene ninguna autoridad moral para detener a un hampón. Corre el riesgo que éste le diga, sobre todo en estos tiempos que corren “usted, señor Estado, me detiene y me juzga porque soy su competidor”, porque en las altas esferas de la Administración sobresalen ladrones notorios que nadie interroga, molesta o arresta. Si algún Estado carece de solvencia moral es el Estado venezolano.Yo, que estuve preso, no en ese corral de gallinas que es el Sebin sino en la cárcel de Tocuyito, puedo decirles de primera mano que el hampa tiene hoy fuerza militar suficiente para enfrentar a la Fuerza Armada. El hampón que mostraba un cuchillo pasó a la historia. Hoy los delincuentes manejan metralletas y fusiles de gran atildamiento técnico y son además guerreros por excelencia, porque junto con la Guardia Nacional y los policías son los únicos venezolanos que poseen una experiencia de combate. Aquí combaten los guardias, los policías y las bandas hamponiles. Hace años que el Ejército no echa un tiro.Si alguien dijera en Venezuela que el país vive una guerra civil no estaría diciendo una mentira. Vamos camino a la guerra civil, pero no hemos llegado a ella. En el Gobierno están más activos los del colectivo La Piedrita y todos los hampones oficiales, mercenarios afortunados con buena cotización en los medios oficiales. La oposición, por su parte, no está arrodillada impetrando al creador su ayuda profusa. En algunos actos de Henrique Capriles, partidarios de la oposición dan abatidas a quienes vienen a sabotear sus actos, y un gafo como Izarra dice que es Capriles, no, es la gente común que recurre a la fuerza.Los grupos irregulares, las bandas armadas y los destacamentos de combate crecen tanto en la corriente oficialista como en el campo de los opositores. Estamos, casi con fidelidad de copia auténtica, repitiendo los pasos que llevaron a España, hace tres cuartos de siglo, a la guerra civil. Aquí algunos grupos chavistas, sostenidos por las partidas secretas del tesoro nacional, serían lo que fueron, en vísperas de la Guerra Civil de España, las milicias de los partidos republicanos, y los paramilitares colombianos serían los moros que llevó Franco de Marruecos a España y constituyeron su vanguardia combativa.Y los hampones armados hasta los tuétanos, siempre salen en las revueltas. Aquí hay que prepararse para la guerra. Al paso que vamos, Chávez no entregará el poder a Capriles, Jaua o Maduro, sino a “El Michita” de Catia. He dicho.
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