VIVAN LOS EMPRESARIOS


        
        Si algo ha caracterizado a Chávez es su sistemático ataque a los empresarios. No solo son insultos, acusaciones y controles sino que, en muchos casos, hasta les quita las empresas por alguna razón “estratégica”.

        Esta virulencia tiene su raíz en las creencias de los dirigentes del gobierno. En su gran mayoría responden a las telarañosas ideas marxistas de la sociedad: “Los empresarios explotan a los trabajadores pues solo piensan en su beneficio y lo correcto debe ser que los propios trabajadores (o el gobierno) tengan la dirección de las empresas para beneficio colectivo”. Para un revolucionario un empresario es un “ricachón” sin alma al que hay que combatir y eliminar.

        La única forma de creer sinceramente que un empresario es un demonio con cachos es no haber sido empresario nunca o no tener la disposición y el talento para serlo. Quizás en esta visión sobre la empresa privada radica la mayor diferencia entre los rojos del gobierno y el resto del país democrático.

        El mundo moderno no puede funcionar sin las grandes empresas. Por ejemplo, no se pueden fabricar pantalones baratos y en inmensas cantidades sino mediante el uso de eficientes máquinas y mucho personal. Se deben tener recursos para compra y almacenaje de materia prima y logística para la distribución, hacer mantenimiento, entrenamiento, seguridad, relaciones, pagos, cobros, inversiones, es decir, un mundo muy complejo en donde concurren  talentos de diferentes tipos que requieren la dirección de los empresarios. Cuando el gobierno se enamora de una fábrica y la “expropia” (entre comillas porque en Venezuela se parece más a un robo a mano armada) en realidad solo reemplaza al empresario y coloca algún leal revolucionario con poco talento gerencial. En la mayoría de los casos se presentan, al poco tiempo, problemas serios de operación.

        Pero ni siquiera eso es lo más importante. Arrebatar una empresa en funcionamiento usando la fuerza bruta es bastante fácil pero la creación de empresas es lo que realmente distingue a ese grupo de hombres y mujeres que con su imaginación, su fortaleza de ánimo, su dedicación y su capacidad de riesgo convierten una idea abstracta en una realidad tangible. Estos si son los empresarios y eso no lo puede hacer un gobierno de bajo talento que ha demostrado, perfectamente, que su preocupación no está en construir sino en controlar.

        Los empresarios privados son realmente los motores de la sociedad. Ellos crean empleos a montón y los trabajadores pueden mejorar su calidad de vida. Pagan impuestos con los que el gobierno puede aliviar la pobreza, prestar servicios sociales y construir obras necesarias para todos. La riqueza real de un país no está en sus recursos naturales, está en su empresa privada.

        Desestimular la creatividad e iniciativa de los empresarios es matar un país, pero lo contrario también es verdad: ellos dan vida. Por eso: Que vivan los empresarios.




                                                       Eugenio Montoro
                                                     montoroe@yahoo.es
         

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