Mentiras para justificar el caos
El régimen totalitarista-personalista-militarista-castrocomunista que gobierna de facto al país acaba de echarle la culpa al fenómeno climático del Niño para justificar la oscurana sistemática que de ahora en adelante vamos a vivir.
El absurdo es de tal magnitud, que partiendo de un buen consejo (es bueno ahorrar energía), se pretende tapar la realidad de que el Gobierno no le hizo mantenimiento a los equipos que generan la electricidad, y además de ello, como si no fuera suficiente, le regaló a Nicaragua y a Cuba dos generadores del fluido eléctrico que tanta falta ahora nos hacen.
Una sarta de mentiras y de semiverdades enervan al país entero con el fin de darle pretexto y justificación a los esperados rotundos fracasos que todo sistema comunista trae a los pueblos y que en Venezuela no iban a ser la excepción. Cortes de electricidad, de agua y la escasez alimentaria son apenas el comienzo de una dictadura atroz empobrecedora del pueblo y liquidadora de su libertad de expresión, alimentación, de movimiento y formas de vivir. Eso es el castro-comunismo que apoyan los que siguen al Presidente enfermo de poder y de delirio como contraprestación a la migaja que las misiones pagan en efectivo a cada miembro de las clases D y E, las más desposeídas y numerosas.
Todo el discurso oficialista tiene un sólo objetivo: Mentir y mentir, engañar y manipular descaradamente al pueblo hasta la saciedad para que no vea el fracaso rotundo y la miseria que “el mar de la felicidad” cubano nos ha traído.
El más grave error que el régimen chavista ha cometido en estos diez (10) años es el incentivar la lucha de clases sociales a través de fuertes dosis de veneno y de odio en los discursos presidenciales, que siguen al pie de la letra sus adláteres sin medir las consecuencias nefastas que eso trae. Eso en cuanto a errores, en cuanto a mentiras, esta es la peor de todas ellas, la que ha permitido que esta desgracia se perpetué en Venezuela: Los fracasos de la revolución se deben al entorno presidencial, a sus ministros, súbditos en la Asamblea, el TSJ, Contraloría, etcétera, y no al Presidente.
Es exactamente todo lo contrario: Todos los males y desgracias del país son por culpa de Chávez fundamentalmente, siendo él mismo el problema y no la solución. Sus seguidores son los cómplices por acción o por omisión. Lamentablemente, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Kaled Yorde
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