Chávez ataca a la CIDH con los pretextos de Fujimori
Humberto de la Calle fue Vicepresidente de Colombia entre 1994 y 1996.
Fue de quienes pidieron la renuncia del presidente Ernesto Samper
Pizano, ante las acusaciones de narcofinanciamiento de su campaña
electoral. Columnista del diario El Espectador de Bogotá, De la Calle enfoca su columna del 27MAY12 al tema del anunciado retiro de Venezuela del sistema de protección de derechos humanos de la OEA.
CIDH: de Fujimori a Chávez
Aunque decían que es de mala educación hablar de enfermos y
enfermedades, el hecho es que, más allá de las dolencias del presidente
Chávez, siendo como es un jefe de Estado, no es posible sustraerse al
análisis de ciertas decisiones recientes.
Pero primero vamos a la historia reciente, que es totalmente pertinente.
En el año de 1999, cuando se aproximaban fallos condenatorios del
Perú en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Alberto Fujimori
optó por salirse de la jurisdicción de dicho organismo. Los casos eran
gruesos: por un lado, el despojo de la nacionalidad y la confiscación
del canal de televisión opositor al régimen de propiedad del periodista
Baruch Ivcher, quien venía denunciando casos de corrupción, y por el
otro, la destitución de tres magistrados del Tribunal Constitucional que
habían votado contra la reelección de Fujimori.
Ahora, el presidente Chávez ha anunciado que Venezuela pretende
retirarse de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pretextando
razones de soberanía bastante similares a las del dictador peruano.
Con tal propósito, ha encomendado el estudio de la cuestión al
misterioso Consejo de Estado, órgano que si bien se mencionaba en la
Constitución, estaba literalmente en hibernación. ¿De qué estamos
hablando? Por fuera de la sustanciación jurídica del asunto, el hecho
político radical e incontrovertible es que el gobierno venezolano acude
al mismo argumento de Fujimori para escamotear el deber internacional
que tiene el Estado venezolano de propender por la protección y
promoción de los derechos humanos. Así de sencillo. Venezuela, si da ese
paso, se coloca en la órbita de los Estados que menosprecian dicha
protección. La cháchara destinada a sindicar a la Comisión de ser una
marioneta de los gringos, no pasa de ser de tantas bravuconadas
populistas que infestan el panorama latinoamericano desde hace largo
tiempo.
Pero si descendemos un escalón y situamos la discusión de en el plano
jurídico, el asunto es todavía más complejo. Tanto la Comisión como la
Corte son órganos de la Convención Americana de Derechos Humanos. Por lo
tanto, para escabullirse de su escrutinio, Venezuela deberá denunciar
la Convención. Es lógico. No podría jugar el doble juego. Decir que
desconoce los órganos, pero que sigue respetando el estatuto matriz. El
asunto no termina ahí. Sucede que la Comisión es también, y a la vez, un
órgano de la OEA. Luego su fuente de competencia proviene no sólo de la
Convención, sino de la Carta de la OEA. Para sustraerse a ella, tendría
también que retirarse de la OEA. ¿Podría suceder? Esto es impredecible.
Pero la verdad es que se ha tomado demasiado a la ligera esta movida
del gobierno vecino.
Entre tanto, si esto cristaliza, ¿no sería una violación de los
elementos esenciales de la democracia? Aquí surge la Carta Democrática
Interamericana, suscrita por Venezuela, en la cual se aseguran los
estándares mínimos para la democracia y se establecen correctivos en
caso de desvío. ¿Será convertida en simple rey de burlas y en inútil
documento de anaquel?
Final: bueno que unánimemente, desde los cuatro puntos de la
rosa de los vientos, se hubiera criticado a Fujimori. Pero, ¿por qué
organizaciones de izquierda que hicieron alharaca en aquella época,
enmudecen ahora como ostras?
Comentarios