La muerte es para siempre





Entre los temas permanentes del pensar humano está el de la muerte. Muchos explican con ella el inicio de los ritos religiosos por la inmensa sorpresa que producía que la abuela un día dejaba de moverse y hablar. También los filósofos generaron amplias discusiones sobre el asunto y en base a sus apreciaciones proponían formas de vida diferentes. 

Muchos animales parecen reaccionar con tristeza cuando alguno de sus cercanos muere, los empujan para reanimarlos y hasta lanzan quejidos de aparente pena. Pero lo cierto es que ningún animal se preocupa por la muerte pues no pueden entender ni anticipar su condición inevitable.

        Los animales poseen un instinto natural de supervivencia y reaccionan frente a los peligros presentes y evidentes, pero solo los humanos somos capaces de observar la muerte de otros y proyectarla a nosotros mismos. Se produce, como en diferido, una amenaza de supervivencia con un mecanismo similar al que genera el muy nombrado “estrés”.  Así las cosas cuando los grupos humanos sienten que su supervivencia está amenazada, aunque no lo sea de inmediato, buscarán algo que los tranquilice y proteja. 

        Cosa parecida ha empezado a suceder en las filas del  chavismo. La amenaza del final político de la revolución está pintada en las elecciones del 2012 y cada día que pasa el dolor en el esfínter  rojo aumenta por el miedo.

        Se empiezan a sentir las defensas apresuradas para mitigar el miedo a esa muerte política. Ya muchos saltan la talanquera para diferenciarse y sobrevivir, otros comienzan a auto animarse con actos de gritos, aplausos y consignas que traigan un poco de esperanza. Muchos actos y todos los días. Tal como cerrar los ojos para olvidar que esto está sucediendo.

        Este gobierno está en fase de enfermedad terminal sin posibilidad alguna de cura. Todos los opositores lo saben y todos los chavistas también lo saben. En su desespero por salvarse hasta han empezado ha tomar decisiones poco usuales. Ya ni siquiera sería de extrañar que aceptasen una victoria de Leopoldo López en la CIDH y dejasen que Manuel Rosales regresara a Venezuela. El miedo paralizante llegó para quedarse entre los rojos. Hasta el TSJ nos sorprenderá dentro de poco con alguna decisión.

        Solo queda la esperanza de que los militares no acaten los resultados electorales del 2012 y mantengan a Chávez en el poder. Vergonzosa cosa que generaría consecuencias impensables.  

        Chávez y el sistema político absurdo que se intenta instalar en Venezuela terminarán para siempre. Será divertido ver el cumplimiento del “Patria socialista o muerte” y televisar en cadena la muestra de valor de los revolucionarios empezando por el que te conté. Pero en realidad preferimos que se olviden de esa promesa idiota.

        Faltan pocos días. Hora de ir preparando las maletas y asegurando los cobres que la oportunidad revolucionaria les regaló.

                                                        Eugenio Montoro
                                                        montoroe@yahoo.es    

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