Tipología del chavismo
- Kaled Yorde /Abogado
En la Venezuela actual el fenómeno del llamado “chavismo”, la relación del líder con sus seguidores y la conducta ciega y fanatizada que caracteriza a muchos de ellos, es un ejemplo claro de lo que es la sumisión política psicológica. Así lo explica Ángel Oropeza en un ensayo de extraordinaria importancia para todo político: Radiografía psicológica de la sumisión política.
Dentro del chavismo existen varios subgrupos con las siguientes particularidades:
a) Los llamados oportunistas de ocasión, para quienes identificarse con el “proceso” ha resultado ser un negocio altamente rentable en términos económicos, habiendo logrado enormes fortunas de la noche a la mañana. Son a los que popularmente se les llama “boliburgueses". Estos individuos no entienden que tarde o temprano la revolución estalinista fascista de Chávez se los va a comer vivos quitándoles todo lo que tienen;
b) Los nostálgicos de la Venezuela heroica: Conforman lo que el ilustre historiador Germán Carrera Damas llama el “pueblo parricida”. Estos nostálgicos entienden que luego de la traición del pueblo venezolano a Bolívar el país cayó en una especie de túnel negro, un período perdido que la mitología política ha bautizado como la IV República, que va desde el parricidio de 1830 hasta la llegada al poder del “hijo de Bolívar” en 1998, como fórmula salvadora de la patria que viene a expiar ese pecado original y redimir al pueblo.
c) Los ingenuos, gente de buena fe que creen en las promesas de redención social que esconde el proyecto de denominación chavista. Éstos han quedado desengañados, puesto que el país está peor que antes y su dinero regalado a los bandidos internacionales, chulos y aprovechadores con el propósito de que la imagen de Chávez se destaque como líder continental.
d) Los adoradores de charreteras, aquellos que consideran que es bueno tener a los militares en el poder; y si les provoca perpetuarse, mejor aún.
e) Los viudos de la izquierda bolchevique, que sueñan con la vuelta de la ex Unión Soviética al poder mundial, comunistas nostálgicos y soñadores de una utopía que jamás se hará realidad.
f) Los revolucionarios de buena fe, aquellos que sueñan con cambiar este injusto mundo en que vivimos. Toda una categoría de lo más variopinto y hasta disímil en cuanto a intenciones y posiciones políticas, que buscan el cambio social por donde no es. g) Los que necesitan ser mandados por otros, que se embelesan con la figura y los discursos del líder único (incluidos sus malos chistes). h) Las babiecas cómplices jala mecates que aplauden cual focas amaestradas, sin tener conciencia alguna de que el líder del proceso es su manipulador y dueño del circo.
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