¿CÓMO PUEDEN SER TAN BRUTOS?
El Socialismo del
Siglo XXI, idea popularizada por el innombrable, cayó en desuso porque su
creador, Heinz
Dieterich, hoy en día
predice la derrota del chavismo. La otra frase famosa de “patria
socialismo o muerte” también fue olvidada debido a que la última lúgubre
palabra daba sensación se cercanía a lo inevitable.
Demás está decir que socialismo es comunismo. Se
trata de esa pueril y estúpida fantasía que embarcó a mitad de la humanidad
durante más de medio siglo para posteriormente fracasar en todos los países donde
se adopto. El plan concebido en el Foro de Sao Pablo en 1990, consiste en
convertir a Latinoamérica en un baluarte comunista lo cual se está logrando en
parte gracias a la petrochequera venezolana.
En nuestro país, este comunismo se está implantando mediante el populismo
descarado y la demagogia depravada, que se fundamentan en halagos, promesas y
dádivas dirigidos a manipular masas populares ignorantes mediante políticos
sinvergüenzas. Porque desde el punto de vista práctico, el
populismo sólo puede aplicarse donde exista un pueblo poco preparado, y mucho
dinero para regalar, como es el caso de
Venezuela. Por
desgracia, aquí hay reales para repartir que da miedo y cuando falte, se hipoteca
el país de por vida a China o Rusia.
Se trata de un plan fríamente calculado
cuya meta es destruir al sector privado y colocar a toda la población bajo la
dependencia directa del dictador, quién por desgracia, además de ser un pésimo
gerente no tiene sucesores, ya que ninguno de los que lo rodean posee esa
descocada vocación mesiánica que se necesita para salir a conquistar ingenuos. La popularidad y el poder que logra un líder son
proporcionales a la idiotez de sus habitantes
Cuando el reparto
sea insuficiente para mantener a un pueblo anestesiado y mal acostumbrado, todo
se derrumbará y volveremos a retroceder más pobres, desesperados y dependientes
que antes. La historia muestra que ningún
país próspero se ha fundamentado en estos principios para alcanzar su
desarrollo. ¿Cómo pueden ser tan brutos? Que oiga quien tiene oídos…
Ernesto García Mac-Gregor
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